Así se refería el Papa León XIV para describir a la Virgen como “mujer sinodal y jubilar, siempre abierta a la escucha de la Palabra, involucrada en la acción del Espíritu que invita a caminar juntos”.
Y en este camino del Año Jubilar hemos llegado al mes de octubre, misionero y mariano, donde, atentos a los signos de los tiempos y a los que nos marca nuestra sociedad, tendremos que dar testimonio como misioneros de esperanza, en nuestro entorno, en nuestra familia, en nuestro trabajo; como laicos comprometidos, como cofrades formados para dar razón de nuestra fe.
Y mariano, porque es el mes en que esta Archicofradía Sacramental celebra sus cultos en honor de su Madre, en un año en el que conmemoramos el L aniversario de la proclamación, por el Papa Pío XII, del Dogma de la Asunción, en el que cada Función Principal “proclamamos nuestra firme creencia de que la Santísima Virgen subió en cuerpo y alma a los Cielos después de su muerte, para ser exaltada sobre los ángeles y los santos”.
Serán unos días en torno a nuestra Madre, en los que comenzaremos con el encendido del cirio de los donantes de órganos, que dará luz de vida y será una llamada a ese gesto de solidaridad y de amor. En cada Lágrima habrá una Vida gracias a esas donaciones de médula que, afortunadamente, van en aumento, y que seguimos, bajo la protección de su Patronazgo, trabajando en común con ATMOS en los distintos proyectos que van surgiendo.
Recibiremos a los nuevos hermanos con alegría por incorporarse a esta comunidad que peregrina en la Iglesia de Sevilla desde hace más de cuatrocientos años, y con la responsabilidad de compartir el camino de fe que inician con su juramento.
Se presentarán a nuestra Madre los hermanos que han nacido este año para que Ella los proteja bajo su bendito manto y su dulce mirada. Vendrá el grupo infantil para ofrecer una flor de pureza, y la juventud tendrá su vigilia a sus plantas para recordarnos, como les dijo nuestro Arzobispo con motivo de la peregrinación jubilar a Roma:
“Sed testigos de Cristo en medio del mundo, hablad de Cristo en vuestros ambientes, no tengáis miedo, que María camina con vosotros”.
En una sociedad en la que los valores son temporales y cambiantes, que se caracteriza por su fluidez e inestabilidad, es de resaltar la pertenencia de nuestros hermanos a esta Archicofradía. Por ello, se reconocerá a quienes cumplen sus XXV y L años por su fidelidad y amor a nuestros Titulares.
Nos reunimos en torno a la Virgen para celebrar lo mejor que nos ha dejado su Hijo, que es la Eucaristía. Previamente rezaremos, en su mes, el Santo Rosario, donde meditaremos los Misterios de la Vida del Señor saludando con las palabras del Ángel a María. Así nos lo ha pedido el Papa: “que nos reunamos en torno a Ella como discípulos de Cristo”.
Y así lo haremos, a sus plantas, con recuerdo y memoria de los que nos precedieron, de los que nos dejaron este tesoro para ser transmitido a las generaciones venideras con “dialecto materno”, como nos recordaba el Papa Francisco.
Virgen de las Lágrimas, Vida, Dulzura y Esperanza nuestra, míranos con compasión y acompáñanos en nuestro peregrinar.
José García Rufo
Hermano Mayor