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Hermandad de

La EXALTACIÓN

HERÁLDICA Y HÁBITO NAZARENO

El escudo es el distintivo propio de la corporación. Entre otros usos, es indispensable en el hábito nazareno, elemento que, repleto de bellos simbolismos, guarda un significado muy profundo en el piadoso ejercicio que es la Estación de Penitencia. 

Heráldica y túnicas

HERÁLDICA

El escudo será el distintivo propio de la corporación. Indispensable en el hábito nazareno, también lo usará la Hermandad en todos los membretes y oficios que emplee.

El mismo está integrado por los siguientes elementos heráldicos:

Debido a  su vinculación a la Orden de Santiago desde el siglo XVIII, la Cruz de Santiago aparece cargada de Custodia de oro con Sagrada Forma en el viril con anagrama de Jesús de Oro, por ser Hermandad Sacramental por fusión decretada en 1964.

A la derecha un escudo ovalado que trae en campo de plata tiara y llaves pontificias, por ostentar el título de Pontificia por Bula de S.S. Inocencio XIII (1723) y por S.S. Pío VII (1820).

A la izquierda un escudo ovalado con las armas de Castilla, León y Granada y sobre el todo, tres flores de lis de oro sobre campo de azur.

Entre los óvalos y la Cruz de Santiago se ve parte de una rueda de navajas y palma, en señal del martirio de Santa Catalina.

El conjunto lo timbra una corona real, titulo otorgado por el monarca Fernando VII (1827), de la que pende en pabellón un manto real de gules que sirve de campo a todo el conjunto,  rodeado por el collar del Toissón de oro.

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HÁBITO NAZARENO

Los hermanos y hermanas de Santa Catalina asisten a la Estación de Penitencia vistiendo túnica blanca de cola con botones morados de tela y antifaz de igual color con el escudo de la Corporación. Envolviendo su cintura llevan cinturón de esparto en su color de 10cm de ancho que sostiene la cola de la túnica, plegada y caída hacia el lado derecho. En sus pies calzan zapatos de color negro, cerrados y sin hebilla, o en su defecto, los pies descalzos o calcetines blancos. El nuestro utiliza los tres colores más comunes desde el origen del hábito nazareno: el blanco (la pureza), el morado (la penitencia) y el negro (el luto).

Significado del hábito nazareno

El hábito nazareno y su uso guardan un significado muy profundo en el piadoso ejercicio que es la Estación de Penitencia y están repletos de bellos simbolismos. Tiene su origen en la época medieval, en los hermanos de sangre que formaban parte de los cortejos y a espalda descubierta, cola arrastrando, realizaban penitencia mediante la autoflagelación; frente a los hermanos de luz, que portaban cirios o velas.

La túnica es la prenda fundamental de la indumentaria penitencial. Originalmente confeccionada con materiales humildes, emula a la que vistió Nuestro Señor Jesucristo, ceñida a la cintura con un cordón o cinta de cáñamo o soga a veces también anudada al cuello, principio de nuestro actual cinturón de esparto (o cíngulo en el caso de otras hermandades). Aunque actualmente la llevamos recogida en el cinturón, la cola de la túnica fue concebida para ir suelta, arrastrándose. La tradición identifica en este gesto un sentido de duelo basándose en la costumbre medieval de usar mantos o “lobas” de gran longitud como señal de luto.

El capirote resulta una solución estética con la que sujetar el trozo de tela que cubre el rostro de los penitentes frente a las primeras soluciones mediante melenas, de nuevo emulando a Nuestro Señor. El antifaz tiene una función fundamental y evidente: el obligado anonimato del hermano nazareno durante la Estación de Penitencia. Bien se detalla, por ejemplo, en nuestras Santas Reglas de finales del siglo XVIII: “con su correspondiente capirote para llevar el rostro cubierto, que puesto en la iglesia para salir no se podrá levantar por motivo, causa ni razón alguna, vien sea por estilos antiguos de lebantarselos en el espacio de la procesión o por otra alguna causa, pues el espíritu devoto es de que estos nazarenos no sean conocidos por persona alguna.”

La Estación de Penitencia supone un acercamiento a Dios de manera íntima, meditando sobre los sufrimientos amargos y redentores de Cristo en su Exaltación y los dolores y Lágrimas de Nuestra Señora. Un momento de oración personal del que obtenemos provechosas enseñanzas para nuestra vida espiritual.

Y por esto es fundamental el hábito nazareno. Mientras bajo el antifaz tiene lugar este precioso ejercicio de encuentro con el Señor, nuestra túnica nos iguala en apariencia: todos somos idénticos ante Él, independientemente de las circunstancias que nos definen. Y nos unifica en un cortejo anónimo que junto camina realizando la más bella manifestación pública de fe.

Historia y evolución de nuestro hábito nazareno

Según consta en documentos conservados nuestros hermanos nazarenos vistieron por primera vez el hábito actual con túnica blanca y antifaz morado con el escudo de la corporación en el año 1885.

Con anterioridad a 1885 no se conoce con certeza mucho acerca del hábito que vestían los hermanos de Santa Catalina. Sabemos que en 1871 -por primera vez en Jueves Santo- realizan Estación de Penitencia con túnicas blancas con capas y antifaces negros.

Como referencia al hábito nazareno aún más atrás en el tiempo tenemos el documento de 1796 de adecuación de las Santas Reglas de 1788 en el que se describe con gran lujo de detalle el cortejo procesional diciendo literalmente que “las túnicas de nuestros hermanos nazarenos que habrán de ser precisamente de holandilla negra con su correspondiente capirote para llevar el rostro cubierto (…) habrán de llevar botones negros en los zapatos para que enteramente vayan del todo con la seriedad que corresponde.”

Con la llegada del siglo XX la corporación retoma la actividad y vuelve a realizar Estación de Penitencia en 1902, vistiendo la recordada túnica de cola de alpaca morada. Éste característico hábito fue usado durante poco más de cuarenta años, hasta 1945, y es bien conocido, retratado por Hohenleiter en sus famosas ilustraciones de nazarenos de Sevilla.

Menos conocido es el proyecto de distinción entre los cortejos de ambos pasos iniciado en aquella época y descubierto en los últimos años en el archivo de la Hermandad. En Cabildo General de fecha 21 de junio de 1921 “se presentó una solicitud firmada por varios hermanos en la que se propone al Cabildo la variación de las túnicas del paso de Virgen con algunas variaciones en su color y forma”.

Así, los tramos del paso de Cristo vestirían la túnica de color morado, mientras “las túnicas del paso de Virgen sean de color azul pavo oscuro con el cordón de plata y escudo bordado en plata.”, según acta de cabildo de fecha 4 de febrero de 1922.  En la misma también se añade la coletilla “en caso de que puedan hacerse” por lo que podemos deducir que fueron motivos económicos los que impidieron que la decisión aprobada saliera adelante finalmente. Recordemos que en épocas anteriores lo común es que las hermandades fueran las propietarias de las túnicas que vestían sus hermanos en la Estación de Penitencia. Resulta curiosa la elección del color azul pavo para el cortejo de la Santísima Virgen pero parece claro que se justifica en el estreno del manto de Nuestra Señora tres años atrás con soporte de terciopelo en ese mismo color.

En 1946 la Hermandad recupera para sus hermanos el primitivo hábito nazareno del siglo XIX que se ha conservado hasta nuestros días.