CRONOLOGÍA
La historia de la Hermandad Sacramental de la Exaltación se extiende a lo largo de más de 450 años en el tiempo en una doble línea de vida: la de la Hermandad Penitencial de la Exaltación de Nuestro Señor Jesucristo y Lágrimas de Nuestra Señora, y la de la Hermandad del Santísimo Sacramento. Dos corporaciones unidas en el Culto a Dios en Santa Catalina desde el siglo XVI, y finalmente fusionadas en una sola en el año 1964.


LA HERMANDAD DE LA EXALTACIÓN Y LÁGRIMAS DE NUESTRA SEÑORA
La Hermandad fue instituida en la segunda mitad del siglo XVI en memoria de la Exaltación de Nuestro Señor Jesucristo, pendiente del madero Santo de la Cruz, y de las Lágrimas que derramó su Santísima Madre al presenciar la dolorosa escena del Gólgota.
A pesar de la poca claridad en torno a los primeros años de la hermandad, la mayoría de los estudiadores coinciden en que ésta llegó a Santa Catalina en los primeros años del siglo XVII. Hablamos de una vinculación que ya supera los cuatro siglos de antigüedad, cuatro siglos en los que Santa Catalina, además de acogedor hogar, ha sido factor fundamental para forjar la identidad de la corporación, hasta convertirse en un emblema de la misma. Se comprende así el reconocimiento popular de la Hermandad de la Exaltación como la cofradía de Santa Catalina hasta ser completamente asumido en el imaginario colectivo de la ciudad de Sevilla.
Desde sus principios esta Hermandad se distinguió por sus miembros de la nobleza de la ciudad, ya que sus reglas prohibían la pertenencia a personas de descendencia u oficios mal vistos.
Orígenes confusos: el S. XVI
Es realmente incierto el nacimiento de la Hermandad, pues resulta imposible fijar una fecha determinada para su fundación al no conservarse documento alguno referente a la misma.
La Cofradía penitencial barroca: el S. XVII
El siglo XVII supone para la Hermandad de la Exaltación su configuración como cofradía penitencial plenamente barroca, adquiriendo las Sagradas Imágenes del Santísimo Cristo y la Virgen, así como el paso de misterio y el paso de palio
Consolidación de su identidad: el S. XVIII
Puede decirse que a lo largo del siglo XVIII la Hermandad de la Exaltación consolida sus estructuras institucionales y adquiere plena personalidad, lo que se formaliza con la aprobación de nuevas Reglas en 1702, donde se establece la salida procesional en la tarde del Viernes Santo.
Auge decimonónico
Es en el siglo XIX cuando parece alcanzar la Hermandad su máximo esplendor. Una muestra de ello es la cantidad de congregaciones con las que a nivel institucional queda vinculada en estos años.
La llegada del S. XX y la reactivación de la actividad
Las últimas décadas del siglo XIX habían supuesto para la Hermandad una notable etapa de decadencia, sumando hasta 19 años sin prácticamente ninguna actividad.
Segundo exilio: de la Trinidad a San Román (1923 - 1932)
En la década de los años 20 tuvo lugar un hecho trascendental para la historia de la corporación en el siglo XX. El cierre de la iglesia de Santa Catalina en 1923, en muy mal estado de conservación, obligó a la Hermandad a abandonar el templo y buscar refugio en otros.
La época de posguerra
En la década de los años 20 tuvo lugar un hecho trascendental para la historia de la corporación en el siglo XX. El cierre de la iglesia de Santa Catalina en 1923, en muy mal estado de conservación, obligó a la Hermandad a abandonar el templo y buscar refugio en otros.
LA HERMANDAD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO DE SANTA CATALINA
La Hermandad del Santísimo Sacramento y Ánimas de la parroquia de Santa Catalina fue una de las Sacramentales más antiguas e importantes de la ciudad; y durante los siglos del Barroco, la corporación con más fuerza dentro de la collación. En ella se aunaba el tridente devocional al completo: el culto al Santísimo, el culto a la Virgen en el misterio de su Inmaculada Concepción y el culto a los fieles difuntos.
Orígenes: las Cofradías Sacramentales y de Ánimas
Las primeras Reglas de las que se tienen constancia de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Animas Benditas del Purgatorio de la parroquia de Santa Catalina datan del año 1591.
El esplendor barroco: los SS. XVII y XVIII
El período barroco supone para la Hermandad del Santísimo Sacramento una etapa de verdadero crecimiento y esplendor, convertida en la corporación con mayor fuerza dentro de la parroquia.
El S. XIX: eldeclive del esplendor sacramental
La etapa decimonónica supone para la Hermandad del Santísimo Sacramento el comienzo de un proceso de debilitación que progresivamente irá avanzando hasta llevarla casi a la extinción, obligando su fusión con la Hermandad Penitencial de la Exaltación a mediados del siglo XX.
El S. XX y la fusión con la Hermandad Penitencial
Por decreto del Ilustrísimo Señor Vicario General del Arzobispado de Sevilla, con fecha 23 de septiembre de 1964, se unen formando una sola entidadla Hermandad Sacramental con la Hermandad de la Exaltación.
Penitencial y Sacramental: la segunda mitad del S. XX
La fusión de las dos hermandades, residentes y hermanadas en Santa Catalina desde hacía siglos, supuso la consolidación de la actual identidad de nuestra Hermandad. La Autoridad Eclesiástica, aprobó en 1965 sus nuevas Reglas, que fueron revisadas de acuerdo al momento actual de la Iglesia y a la unión con la Hermandad Sacramental.
1977 – La Hermandad de la Redención en Santa Catalina
El 25 de febrero de 1977 nuestros hermanos de la Hermandad de la Redención se trasladaron a Santa Catalina con motivo de las obras llevadas a cabo en su iglesia de Santiago. Durante tres años se establecieron y realizaron su estación de penitencia desde ésta también su casa.
1979 – Primeras cuadrillas de hermanos costaleros
En un auténtico alarde de buen hacer, salió por primera vez este año el paso del misterio con una cuadrilla de jóvenes hermanos costaleros. Junto a ellos no podemos olvidar a ese veterano capataz, de voz segura y corazón grande, que se llamaba D. Manuel Santiago Gil, y al que Sevilla debe el que enseñara a estos hombres a levantar y sobre todo andar con esa forma que sólo él sabe enseñar, porque gracias a este éxito, año tras año, irían saliendo nuevas cuadrillas de jóvenes cofrades.
Un año más tarde, en 1980, hizo lo propio con el paso de palio de Nuestra Señora de las Lágrimas, llevado por primera vez por hermanos costaleros en la tarde del Jueves Santo.
1981 – Bendición de la casa hermandad en Alhóndiga
El día 20 de septiembre, tras la celebración de la Solemne Función a la Exaltación de la Santa Cruz, fueron bendecidas las nuevas dependencias de la Hermandad en calle Alhóndiga, número 6. Ocupaba parcialmente la planta principal de este edificio, destinado a oficinas.
1985 – Nacimiento del coro de la Hermandad
En este año se constituyó la Coral Polifónica de la Hermandad. Esta gran obra fue posible gracias a la colaboración de nuestros hermanos, que en ningún momento dudaron en entregarse en la difícil tarea que se presentaba, manifestándose en un auténtico alarde de buen hacer, al cantar, por primera vez, la Función Principal de Instituto del siguiente año, conducidos por su Director D. Manuel Tobaja Villegas.
1985 – Jueves Santo lluvioso
Durante la Estación de Penitencia de este año la cofradía se vio sorprendida por la presencia de la lluvia a la altura de la calle de la Sierpes. El cortejo aceleró el paso para refugiarse en la Santa Iglesia Catedral, donde se decidió permanecer hasta que la climatología permitiera el regreso a Santa Catalina.
1986 – Bendición retablo cerámico del Santísimo Cristo
El día 9 de febrero, antes de la celebración de la Función Principal de Instituto, fue bendecido el retablo de cerámica del Santísimo Cristo de la Exaltación colocado en la fachada de Santa Catalina que da a la calle Alhóndiga, frente al popular establecimiento "El Rinconcillo".
1988 – La Hermandad de la Sagrada Cena en Santa Catalina
Durante un año la Hermandad de la Sagrada Cena también hizo de Santa Catalina su hogar debido a las malas condiciones en la que se encontraba su templo de los Terceros. El traslado se produjo el 17 de enero de 1988. Ese Domingo de Ramos realizó su Estación de Penitencia desde nuestro templo, y en él permanecieron sus Imágenes Titulares hasta que el 27 de febrero de 1989 volvieron a los Terceros.
1992 – Un año extraordinario
El año 1992 fue un año extraordinario para nuestra corporación: hasta en cuatro ocasiones llegó a salir el paso de misterio del Santísimo Cristo de la Exaltación: Jueves Santo, Santo Entierro Magno, traslado de ida y traslado de regreso a la exposición ‘Los Esplendores de Sevilla’.
1994 – La Hermandad de los Gitanos en Santa Catalina
Cuarenta y cinco años después de su estancia durante la Posguerra, nuestra querida Hermandad de los Gitanos regresó a Santa Catalina. La mañana de Viernes Santo de 1994 acabó de forma diferente a lo habitual. Tras salir de San Román la Hermandad se recogió en Santa Catalina debido a las obras que se disponían a comenzar en la parroquia.
1995 – Restauración de la Capilla Sacramental
A instancias de D. Alfredo Morales Martínez, Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y con la colaboración económica de la Fundación Argentaria, comenzó este año la restauración de nuestra Capilla del Sagrario de la Iglesia de Santa Catalina. Esta intervención llevó consigo actuaciones arquitectónicas, así como la restauración de los retablos y de la talla de San Sebastián Mártir, Copatrón de esta Hermandad Sacramental y de la imagen de la Inmaculada Concepción que preside el retablo mayor de la capilla.
1996 – Restauración del Santísimo Cristo en la Facultad de BB.AA.
En la mañana del día veintidós de septiembre se trasladó la Bendita Imagen de nuestro Amantísimo Titular a la Facultad de Bellas Artes para proceder a la restauración de la misma según las indicaciones dictadas por el Cabildo General de la Corporación celebrado el día 30 de septiembre de 1994 y de las disposiciones de la Autoridad Eclesiástica del Arzobispado de Sevilla.
1996 – Igualdad entre hermanos y hermanas
El 20 de diciembre de 1996 se celebró Cabildo General Extraordinario con un único punto del orden del día: la propuesta de reforma del texto de la Regla 17. TITULO IV de nuestras Reglas; sustituyendo el texto en vigor por el siguiente: "Todos los hermanos y hermanas tendrán los mismos derechos y obligaciones. En consecuencia, cuanto en adelante se diga para los hermanos, se entiende igualmente para las hermanas".
1997 – Banda de CC. y TT. del Santísimo Cristo de la Exaltación
Se acordó este año acoger en el seno de la Hermandad a los jóvenes músicos y cofrades procedentes de la banda de cornetas y tambores "San Francisco Javier", dotando de este modo a la Corporación de un nuevo colectivo bajo la denominación de "Banda de Cornetas y Tambores del Stmo. Cristo de la Exaltación".
1997 – Bendición de la nueva casa hermandad en c/ Muro de los Navarros
El día 19 de octubre de 1997, tras la celebración de la Solemne Función a Nuestra Señora de las Lágrimas se bendijo la nueva casa de hermandad, situada en la Calle Navarros, número 51.
1998 – Refugio en la Anunciación
El Jueves Santo de 1998 estuvo marcado por la inestabilidad meteorológica. La lluvia sorprendió a la Cofradía cuando ésta apenas llevaba un par de horas en la calle, a la altura de la Encarnación, refugiándose al completo en la iglesia de la Anunciación.
2000 – Premio Demófilo
Este año nuestra Hermandad es distinguida con el Premio Demófilo a una larga trayectoria que otorga cada año la Fundación Machado.
2002 – Hermanamiento con la Redención
El 28 de febrero de 2020 quedó aprobada la carta de Hermanamiento con la Hermandad de la Redención. Se oficializó de esta manera el lazo fraternal existente entre ambas corporaciones desde la estancia de nuestros Hermanos del Rocío al final de la década de los setenta, conmemorando el 25 aniversario de este hecho histórico.
El largo exilio y la vuelta a casa
Apenas comenzado el nuevo milenio un nuevo exilio, el más largo de toda su historia, se cernió sobre nuestra corporación. En junio de 2004 la Hermandad tuvo que abandonar Santa Catalina debido al mal estado de conservación del templo. Sin embargo, los problemas de financiación y complicaciones técnicas prolongaron durante varios lustros las obras de restauración del edificio, desarrolladas en varias fases.
2004 – Cierre de la iglesia de Santa Catalina
Tras varios meses arrastrando problemas de conservación de gravedad en los techos de la iglesia de Santa Catalina, el 3 de junio de 2004 nuestra Hermandad se vio obligada a abandonar el templo sin una fecha de regreso.
2006 – Restauración de nuestros Sagrados Titulares
En 2006, como parte del largo proceso de restauración del patrimonio de nuestra Hermandad, comienza la restauración de nuestros Amantísimos Titulares a manos del restaurador N.H.D. Pedro Manzano.
2010 – Culminación restauración de la Cofradía
En el año 2010, con la compleja restauración del manto de salida de Nuestra Señora de las Lágrima, nuestra Hermandad culminó el largo proceso de intervención sobre su patrimonio llevado a cabo durante años. El resultado de este proceso fue mostrado en la exposición ‘Exaltación: una década de patrimonio restaurado y enriquecido’ organizada en la sede del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla.
2012 – Reforma de Reglas
Este año se realizó una reforma en las Reglas de la corporación. Entre otros aspectos, ésta supuso la inclusión de Santa Catalina de Alejandría Virgen y Mártir entre los Titulares de la Hermandad.
2013 – Nueva sede social en la calle Gerona
El 14 de septiembre de 2013, a la finalización de la Solemne Función a la Exaltación de la Santa Cruz, se bendijeron e inauguraron las nuevas dependencias de la Hermandad en la calle Gerona, nº20, adquiridas con el fin de ampliar el espacio disponible para la actividad social y formativa de nuestros hermanos.
2014 – Conmemoración del 50 aniversario de la Fusión con la Hermandad Sacramental
A lo largo del año 2014 se celebró con un completo programa de actos el 50 aniversario de la fusión de la Hermandad Penitencial de la Exaltación con la Sacramental de Santa Catalina, destacando un Triduo Eucarístico extraordinario, la Exaltación Eucarística pronunciada por Francisco Javier Segura Márquez o el concierto conmemorativo a cargo de la Banda de Música Municipal de Arahal.
2016 – Hermanamiento con la Hermandad de la Sagrada Cena
Tras más de once años de fraternal convivencia y generosa acogida por parte de la querida Hermandad de la Sagrada Cena durante la Cuaresma y la Semana Santa en su templo de los Terceros, los lazos entre ambas corporaciones quedaron oficialmente acreditados mediante la firma de la carta de hermanamiento.
2018 – Regreso a Santa Catalina
Casi cinco lustros después de abandonar la iglesia de Santa Catalina, el 24 de noviembre de 2018 nuestra corporación realizó con solemnidad el traslado de sus Sagrados Titulares de regreso a su hogar.



2018 – Regreso a Santa Catalina
Casi cinco lustros después de abandonar la iglesia de Santa Catalina, el 24 de noviembre de 2018 nuestra corporación realizó con solemnidad el traslado de sus Sagrados Titulares de regreso a su hogar.
En su regreso a Santa Catalina la Hermandad fue arropada por una gran multitud que compartió el gozo de una jornada dichosa. Más de seiscientos hermanos formaron el cortejo que acompañó al Santísimo Cristo de la Exaltación y Nuestra Señora de las Lágrimas, portados en andas a hombros de nuestros hermanos.
Al día siguiente, 25 de noviembre de 2018, festividad de Santa Catalina de Alejandría, fue oficialmente reabierta la iglesia de Santa Catalina tras el rito de consagración de la mesa de altar celebrado por el Exmo. Sr. Arzobispo de Sevilla, Monseñor Juan José Asenjo.




2016 – Hermanamiento con la Hermandad de la Sagrada Cena


2014 – Conmemoración del 50 aniversario de la Fusión con la Hermandad Sacramental
A lo largo del año 2014 se celebró con un completo programa de actos el 50 aniversario de la fusión de la Hermandad Penitencial de la Exaltación con la Sacramental de Santa Catalina, destacando un Triduo Eucarístico extraordinario, la Exaltación Eucarística pronunciada por Francisco Javier Segura Márquez o el concierto conmemorativo a cargo de la Banda de Música Municipal de Arahal.


2010 – Culminación restauración de la Cofradía




2006 – Restauración de nuestros Sagrados Titulares
En 2006, como parte del largo proceso de restauración del patrimonio de nuestra Hermandad, comienza la restauración de nuestros Amantísimos Titulares a manos del restaurador N.H.D. Pedro Manzano. En primer lugar fue el turno de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas. Durante el proceso se encontró en el interior de su cabeza un documento que revela un cambio importante en la talla en el año 1779: la sustitución de los ojos originales por unos de cristal.
En 2007 comenzó el largo proceso de intervención sobre la talla del Santísimo Cristo de la Exaltación, afectada por un ataque de hongos de pudrición parda. La restauración se llevó a cabo en dos fases desarrolladas a lo largo de los años 2007 y 2008 igualmente por N.H.D. Pedro Manzano.


El largo exilio y la vuelta a casa
Apenas comenzado el nuevo milenio un nuevo exilio, el más largo de toda su historia, se cernió sobre nuestra corporación. En junio de 2004 la Hermandad tuvo que abandonar Santa Catalina debido al mal estado de conservación del templo. Sin embargo, los problemas de financiación y complicaciones técnicas prolongaron durante varios lustros las obras de restauración del edificio, desarrolladas en varias fases.
El resultado fueron más de catorce años residiendo en la parroquia de San Román y Santa Catalina, trasladándonos cada Cuaresma al vecino templo de los Terceros para realizar la Estación de Penitencia. Hasta que a finales de 2018 se hizo realidad la tan esperada noticia: la iglesia de Santa Catalina reabrió sus puertas.
¿Qué años realiza Estación de Penitencia?
En 2002, 2007, 2008, 2011, 2012 y 2019 la suspensión de la Estación de Penitencia se debió a motivos meteorológicos, mientras que en 2020 y 2021 fue la grave crisis sanitaria provocada por la pandemia del virus Covid-19 la que obligó a suspender los desfiles procesionales de Semana Santa.
2004 – Cierre de la Iglesia de Santa Catalina
En primer lugar nuestros Sagrados Titulares permanecieron en la iglesia de los Terceros hasta el mes de septiembre, cuando fueron trasladados definitivamente a la parroquia de San Román una vez finalizadas las obras en el templo. Allí nuestra Hermandad situó su sede temporal, desplazándose cada Cuaresma a los Terceros para la salida procesional.




2002 – Hermanamiento con la Redención
El 28 de febrero de 2020 quedó aprobada la carta de Hermanamiento con la Hermandad de la Redención. Se oficializó de esta manera el lazo fraternal existente entre ambas corporaciones desde la estancia de nuestros Hermanos del Rocío al final de la década de los setenta, conmemorando el 25 aniversario de este hecho histórico.




1998 – Refugio en la Anunciación
El Jueves Santo de 1998 estuvo marcado por la inestabilidad meteorológica. La lluvia sorprendió a la Cofradía cuando ésta apenas llevaba un par de horas en la calle, a la altura de la Encarnación, refugiándose al completo en la iglesia de la Anunciación.
Aquella misma tarde la Hermandad regresó a Santa Catalina tomando directamente las calles Imagen y Almirante Apodaca. Aquel año nos dejó la insólita estampa de Nuestros Amantísimos Titulares junto a los de las queridas Hermandades de los Negritos y el Valle, los primeros también refugiados de la lluvia en dicho templo.




1997 – Bendición de la nueva casa hermandad en c/ Muro de los Navarros
El día 19 de octubre de 1997, tras la celebración de la Solemne Función a Nuestra Señora de las Lágrimas se bendijo la nueva casa de hermandad, situada en la Calle Navarros, número 51.
No obstante, la historia de este lugar se remonta décadas atrás, hasta principios del siglo XX. En 1913, al procederse a la nueva alineación de la calle Almirante Apodaca fruto de las operaciones de ensanche, el Ayuntamiento expropió las edificaciones adosadas a la iglesia de Santa Catalina, algunas de las cuales eran propiedad de nuestra Hermandad. Se supone que el consistorio permutó estas propiedades, como pago de parte del justiprecio, por el solar en calle Muro de los Navarros en el que actualmente se asienta la casa de hermandad.
Años más tarde, en 1930, bajo la dirección facultativa del insigne arquitecto sevillano D. Juan Talavera y Heredia, se edificaron en el solar de Muro de los Navarros unos almacenes para guardar los pasos y demás enseres.
Ya en 1996 se recibió licencia de obras por parte de la Gerencia de Urbanismo para la construcción de la actual casa de hermandad. Tras la ejecución de los trabajos previos y de demolición del antiguo almacén se iniciaron las obras de construcción del inmueble bajo la dirección facultativa del arquitecto D. Miguel Núñez Barragán. El acto simbólico de colocación de la primera piedra tuvo lugar el 22 de diciembre de 1996.


1996 –Igualdad entre hermanos y hermanas


El 20 de diciembre de 1996 se celebró Cabildo General Extraordinario con un único punto del orden del día: la propuesta de reforma del texto de la Regla 17. TITULO IV de nuestras Reglas; sustituyendo el texto en vigor por el siguiente: «Todos los hermanos y hermanas tendrán los mismos derechos y obligaciones. En consecuencia, cuanto en adelante se diga para los hermanos, se entiende igualmente para las hermanas».
En la votación efectuada entre los hermanos fue considerada la propuesta de modificación de la citada Regla, por ciento seis votos a favor frente a treinta y seis en contra; registrándose tres votos blancos. De esta forma la potestad y soberanía del Cabildo General otorgó a las hermanas de la corporación la facultad de realizar la Estación de Penitencia con el hábito nazareno y poder formar parte de su Junta de Gobierno.
El Jueves Santo siguiente, del año 1997, las hermanas llenaron las naves de Santa Catalina vistiendo por primera vez el hábito nazareno.
1996 – Restauración del Santísimo Cristo en la Facultad de BB.AA.
En la mañana del día veintidós de septiembre se trasladó la Bendita Imagen de nuestro Amantísimo Titular a la Facultad de Bellas Artes para proceder a la restauración de la misma según las indicaciones dictadas por el Cabildo General de la Corporación celebrado el día 30 de septiembre de 1994 y de las disposiciones de la Autoridad Eclesiástica del Arzobispado de Sevilla.
Una vez finalizado el proceso de restauración de la Bendita Imagen realizada por nuestro hermano D. Ricardo Comas Fagundo, la Junta de Gobierno acordó efectuar su traslado solemne a nuestra capilla en la tarde del sábado día 26 de octubre. Dada la cercanía a Santa Catalina se acordó trasladar la Sagrada Imagen del Stmo. Cristo de la Exaltación portada a hombros de los hermanos desde la iglesia de la Anunciación.
El itinerario fue ajustado al recorrido más corto: Laraña, Plaza de la Encarnación, Imagen, Plaza de San Pedro, Doña María Coronel, Gerona y Alhóndiga.
1994 – La Hermandad de los Gitanos en Santa Catalina


Cuarenta y cinco años después de su estancia durante la Posguerra, nuestra querida Hermandad de los Gitanos regresó a Santa Catalina. La mañana de Viernes Santo de 1994 acabó de forma diferente a lo habitual. Tras salir de San Román la Hermandad se recogió en Santa Catalina debido a las obras que se disponían a comenzar en la parroquia.
A partir de este momento, y hasta principios de 1999, la Hermandad de los Gitanos recibió culto en la Capilla Sacramental de Santa Catalina, trasladándose cada año a la iglesia de los Terceros para realizar su estación de penitencia. Incluso en determinado momento, debido a restauración de la capilla sacramental, nuestra capilla llegó a cobijar al Señor de la Salud y la Virgen de las Angustias.
Desde Santa Catalina salió Nuestro Padre Jesús de la Salud el 10 de mayo de 1997 en su salida extraordinaria por la beatificación de Ceferino Giménez Malla “El pelé”, primer gitano beato.
El 14 de febrero de 1999 finalmente se produce el histórico traslado que llevó a la querida Hermandad a su actual sede canónica en la antigua iglesia del Convento del Valle.
1992 – Un año extraordinario


El año 1992 fue un año extraordinario para nuestra corporación: hasta en cuatro ocasiones llegó a salir el paso de misterio del Santísimo Cristo de la Exaltación: Jueves Santo, Santo Entierro Magno, traslado de ida y traslado de regreso a la exposición ‘Los Esplendores de Sevilla’.
Tras su salida el Jueves Santo, el paso de misterio del Cristo de la Exaltación participó en la novena Magna Procesión del Santo Entierro, celebrada el Sábado Santo, día 18 de Abril. Se conmemoraba ese año el V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América. En esta última convocatoria, junto al misterio de la Exaltación participaron en la Magna Procesión los pasos del Triunfo de la Santa Cruz, Oración en el Huerto, Prendimiento, Desprecio de Herodes, Sgda. Columna y Azotes, Coronación de Espinas, Presentación al Pueblo, Jesús de las Penas (San Roque), Tres Caídas (Triana), Expiración (Museo), Tres Necesidades, Sgdo. Descendimiento, Piedad (Baratillo), Santo Entierro, Duelo y Soledad de San Lorenzo, que nuevamente se incorporaba como cierre del Santo Entierro.
Además, durante este año se celebró la Exposición Universal de Sevilla, lo que se convirtió la ciudad en centro de atención y atracción mundial por cuanto se conmemoraba el V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América. El Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla quiso estar presente en esta conmemoración, organizando una Magna Exposición cuyo título genérico fue «Los Esplendores de Sevilla», distribuida en las muestras «La Majestad», «Los Tesoros», «La Pasión» y «Las Glorias»; contando con el honor de ser presidida por S.M. el Rey de España, D. Juan Carlos de Borbón y Borbón.
Como muestra irrefutable de los enseres de gran valor artístico atesorados durante siglos, nuestra corporación estuvo presente en todos estos certámenes, a excepción de «Las Glorias».
De esta manera, la Hermandad Sacramental de la Exaltación colaboró en la Muestra «La Majestad» exponiendo en la parroquia de San Isidoro el magnífico cuadro del Santísimo Cristo del Perdón, obra original del célebre pintor flamenco Pedro de Campaña, que se encuentra situado en la Capilla del Sagrario de la Iglesia de Santa Catalina. Asimismo, participó en la exposición «Los Tesoros», la cual se desarrolló actual sede la Fundación Cajasol en la plaza de San Francisco, aportando la figura de Santa Catalina que figura en la delantera del paso de Ntra. Sra. de las Lágrimas.
Por su parte, el paso de Misterio del Santísimo Cristo de la Exaltación fue designado (junto con los de la Sgda. Presentación de Jesús al Pueblo, Ntro. Padre Jesús de la Pasión, Stmo. Cristo del Amor, María Stma. del Dulce Nombre y Ntra. Sra. de la Victoria) para tomar parte en la Exposición «La Pasión», organizada en la Iglesia Parroquial del Divino Salvador.
La salida de Santa Catalina y la llegada al templo del Salvador tuvo lugar el día 21 de junio y se vio afectada por la lluvia.
La muestra fue inaugurada el 25 de junio y se prolongó durante un mes, hasta el 25 de julio. Numerosas autoridades visitaron la muestra en este tiempo. En la mañana del día 6 de julio, SS.MM., los Reyes de España, D. Juan Carlos y Dª. Sofía, acompañados por el Excmo. Sr. Presidente de la Junta de Andalucía, D. Manuel Chaves, del Excmo. Sr. Alcalde de la Ciudad de Sevilla, D. Alejandro Rojas-Marcos de la Viesca y del Iltmo. Sr. Presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, D. Luis Rodríguez-Caso Dosal; se desplazaron hasta la parroquia del Divino Salvador para visitar la exposición. Durante su estancia los monarcas fueron atendidos por una representación de la Junta de Gobierno. Posteriormente, el día 18 del mismo mes de julio, es S.A.R., Dª Mercedes de Borbón, quien visita a nuestro Amantísimo Titular en la referida muestra, siendo igualmente atendida por nuestros hermanos.
Una vez clausurada la exposición, en la noche del día 25 de julio se produjo la vuelta del paso de misterio desde la Iglesia del Divino Salvador hasta su Templo de Santa Catalina. Durante el traslado el Santísimo Cristo de la Exaltación fue acompañado y arropado por una ingente cantidad de hermanos y público general, y se vivieron momentos de verdadera emoción.
Recomendamos en nuestro canal de Youtube esta interesante colección de vídeos de aquel año extraordinario de 1992.


1988 – La Hermandad de la Sagrada Cena en Santa Catalina


1986 – Bendición Retablo Cerámico del Santísimo Cristo
El retablo fue realizado siguiendo las trazas de la pintura realizada por nuestro hermano Manuel Cordero Oliva, quién lo donó a la corporación.


1985 – Jueves Santo lluvioso
Finalmente, el Domingo de Resurrección a las 19.30h se produjo el regreso de nuestros Sagrados Titulares a su templo, siendo acompañados por un elevado número de hermanos en traje de calle y público.


1977 – La Hermandad de la Redención en Santa Catalina
El 25 de febrero de 1977 nuestros hermanos de la Hermandad de la Redención se trasladaron a Santa Catalina con motivo de las obras llevadas a cabo en su iglesia de Santiago. Durante tres años se establecieron y realizaron su estación de penitencia desde ésta también su casa.
La convivencia durante aquellos años sembró un sentimiento mutuo especialmente fraternal, semilla que dio fruto con el hermanamiento en el año 2002, conmemorando el XXV aniversario de su estancia en Santa Catalina. Durante estos años de ejemplar convivencia no faltaron los gestos que hicieron de nuestras hermandades una sola hermandad. Hasta nuestros días han llegado testimonios e imágenes que dan fe de ello.
La última semana de su estancia en Santa Catalina Nuestra Madre de las Lágrimas permaneció junto al Señor de la Redención en la capilla Sacramental mientras la Santísima Virgen del Rocío quedó a los pies del Santísimo Cristo de la Exaltación en nuestra capilla. Juntos celebramos el día 18 de octubre de 1980 Función Solemne conjunta por el XXV Aniversario de la fundación de la Hermandad de la Redención. Esa misma tarde el Rocío volvió a Santiago acompañado por una nutrida representación de nuestra hermandad.


Penitencial y Sacramental: la segunda mitad del S.XX
1965 – Las Misiones Generales
Con motivo de las Misiones Generales organizadas este año, el Prelado Hispalense hizo un llamamiento a todas las Hermandades sevillanas para que sus Imágenes Titulares presidieran los distintos centros misionales, recibiendo una respuesta fue ejemplar. Así, la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas fue trasladada, vestida de hebrea y de forma privada, hasta el centro misional San Pío X en el Polígono Sur, donde quedó presidiendo la Misión de este barrio.
1965 – Santo Entierro Magno
El paso de misterio del Stmo. Cristo de la Exaltación formó parte este año de la octava Magna Procesión del Santo Entierro, celebrada el día 17 de abril. La reforma litúrgica de 1956, con la integración del Sábado Santo como día procesional, permitió por primera vez celebrarlo en esta jornada, en vez del Viernes Santo, como era costumbre. En esta ocasión, junto al misterio de la Exaltación, participaron en la Solemne Procesión los pasos del Triunfo de la Santa Cruz, Oración en el Huerto, Desprecio de Herodes, Sgda. Columna, Coronación de Espinas, Presentación al Pueblo; Pasión, Sgda. Lanzada, Cristo de la Buena Muerte (Estudiantes), Sgdo. Descendimiento, Sgda. Mortaja, Santo Entierro, Duelo y Soledad de San Lorenzo, que nuevamente se integraba como cierre.




1972 – Breve traslado a San Román
El 10 de agosto de 1972 la Hermandad se trasladó de nuevo a San Román durante algunos meses con motivo de las obras de consolidación que se estaban realizando en los techos de Santa Catalina. Para la Semana Santa los trabajos habían terminado, aunque algunos cultos, como los de la Virgen, se celebraron allí.
El siglo XX y la fusión con la Hermandad Penitencial
La etapa decimonónica supone para la Hermandad del Santísimo Sacramento el comienzo de un proceso de debilitación que progresivamente irá avanzando hasta llevarla casi a la extinción, obligando su fusión con la Hermandad Penitencial de la Exaltación a mediados del siglo XX.
1964 – Fusión con la Hermandad de la Exaltación
Por decreto del Ilustrísimo Señor Vicario General de este Arzobispado de Sevilla Dr. D. Emilio Aguilar de fecha 23 de septiembre de 1964, y a demanda de la Real y Muy Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento, Purísima Concepción y Animas Benditas del Purgatorio de la iglesia de Santa Catalina, se unieron formando una sola entidad a los efectos de su régimen y gobierno la Hermandad Sacramental con la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Exaltación y Nuestra Señora en sus Lágrimas, aceptando ésta el patronazgo de San Sebastián Mártir y de una manera especial a la Santísima Virgen en su Inmaculada Concepción.
Previamente, a fecha de 13 de enero de 1964, así lo había solicitado la Hermandad Sacramental mediante un escrito dirigido a la Autoridad Eclesiástica.


«Esta Hermandad Sacramental habida cuenta de las vicisitudes porque viene atravesando desde hace muchos años, a consecuencia del reducido número de hermanos y de lo precario de su economía, en Cabildo General Extraordinario a tal efecto celebrado el día doce de los corrientes acordó por unanimidad interesar de esa Hermandad se acceda, si a bien lo estima, a la fusión de ambas Hermandades para una mayor Gloria de Dios y difusión de la devoción y culto debido al Santísimo Sacramento del Altar. (Firma y rubrica del Sr. Secretario)».
El siglo XIX: el declive del esplendor sacramental
La etapa decimonónica supone para la Hermandad del Santísimo Sacramento el comienzo de un proceso de debilitación que progresivamente irá avanzando hasta llevarla casi a la extinción, obligando su fusión con la Hermandad Penitencial de la Exaltación a mediados del siglo XX.
1855 – Función por la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción
El día 30 de septiembre de este año, todas las hermandades establecidas en la iglesia de Santa Catalina en comunión con el clero parroquial, solemnizaron con suntuosa Función la declaración dogmática del Misterio de la Concepción Inmaculada de Nuestra Señora, que había sido realizada por Su Santidad Pío IX en la mañana del día 8 de diciembre del año 1854.
1879 – Precariedad en la asistencia a los hermanos
Se conoce que, por haberse incautado el Estado de los bienes que tenía la Hermandad Sacramental cuando se aprobaron sus Reglas (1755), ésta no podía asistir a sus cofrades más que con los siguiente: doce hachas para administrar el Sagrado Viático; Palio, si fuera feligrés de la Parroquia, y a su fallecimiento, aparato, paño, cuatro velas para la Iglesia, tres Misas rezadas que se dirán en el altar de nuestra Capilla, y caso de ser en esta Parroquia, sala para el duelo. A las mujeres de los cofrades se les asistía con todo lo referido, a excepción de las misas, siendo de cuenta del interesado el pagar los mandados.




El esplendor barroco: los siglos XVII y XVIII
El período barroco supone para la Hermandad del Santísimo Sacramento una etapa de verdadero crecimiento y esplendor, convertida en la corporación con mayor fuerza dentro de la parroquia. Este auge se ve claramente reflejado en el patrimonio adquirido por la Hermandad en aquellos siglos: verdaderas obras de arte que hoy en día aún atesoramos como la propia Capilla Sacramental y todo su contenido, las tres tallas de la Inmaculada Concepción e infinidad de enseres sacramentales.
1668 – La Hermandad Sacramental se hace cargo de los bienes de la Hermandad del Rosario
En enero de 1968, como consecuencia de la decadencia de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario, la Hermandad Sacramental se hace cargo, bajo inventario, de todos sus bienes; comprometiéndose en cambio a que no decayera el culto de Nuestra Señora en la advocación del Rosario, especialmente la Función Principal y la misa Sabatina. Para ello se nombró un mayordomo y un capiller dedicados a cuidar el referido culto.
De este modo, durante la segunda mitad del siglo XVII, la Hermandad del Santísimo Sacramento fue la encargada de la corporación del Rosario y cuidar del culto a la Stma. Virgen del Rosario.
Mas era patente que la devoción al Rosario no había decaído y se comenzó a plantear nuevamente la constitución de una Hermandad para estructurar su culto y el ejercicio diario del mismo. El clero y la Hermandad Sacramental decidieron acceder a esta iniciativa, pero con importantes condiciones (pincha aquí), pues no debe olvidarse que la corporación sacramental era la administradora y responsable de los bienes y el culto a la Virgen del Rosario, y la parroquia, la propietaria de la imagen.
«El Altar de la Stma. Virgen es propiedad de la Hermandad Sacramental. Los congregados podrán elegir oficiales propios, pero el Hermano Mayor ha de ser cofrade de la Hermandad del Stmo. Sacramento. Los cofrades de la Hermandad Sacramental, lo son derecho propio de la del Rosario. La Hermandad Sacramental cederá la dotación y administración del culto y limosnas del altar de la Hermandad del Rosario, así como entregará las alhajas y enseres. En todas las insignias que la Hermandad del Rosario adquiriese en lo sucesivo, deberá incluirse el emblema del Stmo. Sacramento junto al de la nueva Corporación. La Hermandad del Rosario citará a todos los hermanos de la Hermandad Sacramental a los cabildos. La nueva Hermandad no podrá asociarse a ninguna Orden Religiosa.»
1710 – Constitución e inactividad de la Hermandad del Rosario
Vencidas las dificultades interpuestas, en este año se constituyó de nuevo la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario, independiente de la Hermandad Sacramental de Santa Catalina al ser aprobadas sus Reglas Fundacionales por la Autoridad Eclesiástica. Los cofrades de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario tenían un gran proyecto desde la misma época de la fundación: la construcción de una capilla propia.
Entretanto, un devoto de la Virgen del Rosario, D. Antonio Muñoz, legó en su testamento una importante dotación económica derivada de las rentas de unos olivares de su propiedad en el término municipal de Sanlúcar la Mayor, destinada a sufragar los gastos de la celebración de una Solemne Función anual consagrada a la Stma. Virgen del Rosario en su festividad litúrgica.
Era el primer legado importante que recibía la nueva Hermandad y estaba estudiando la manera de administrarlo cuando, sin razón aparente, las actas se interrumpen en 1724 y no se reanudan hasta 1735. La corporación del Rosario atravesó una profunda crisis interna y paralizó su gobierno en este período.
El testamento preveía que, en caso de que la Hermandad del Rosario no pudiese hacerse cargo del mismo, sería la Hermandad Sacramental la que lo administrase de forma interina. Ésta así lo hizo: no sólo aceptó la administración del legado sino que, tras realizar una serie de gestiones ante la Autoridad Eclesiástica, vendió los olivares, comprometiéndose con sus bienes a celebrar anualmente una Función a la Stma. Virgen del Rosario según la dotación económica fijada en el testamento.
De todo ello obtuvo una sustanciosa suma que dedicó a la construcción de una nueva capilla en honor al Santísimo: la actual Capilla Sacramental. Curiosamente ésta fue construida en el lugar en que la Hermandad del Rosario, legalmente inexistente entonces, pretendía construir su nueva capilla. La Hermandad Sacramental adquirió los terrenos presta a iniciar las obras.




1721 – Inicio de la construcción de la nueva Capilla Sacramental
En este año comienzan las obras de construcción de la nueva Capilla Sacramental en la nave del Evangelio de la iglesia de Santa Catalina. Las referidas obras fueron dirigidas por el insigne arquitecto Leonardo de Figueroa y se prolongaron hasta 1736 en lo referente a cantería y albañilería, siendo auxiliado el maestro por sus hijos Matías y Ambrosio. Pincha aquí para conocer más acerca de esta joya del Barroco andaluz.






1735 – Conflicto con la Hermandad del Rosario
El año 1735 se desarrolló con un importante conflicto entre la Hermandad Sacramental y la Hermandad del Rosario. Cuando ésta última reanudó su actividad, encuentra que la Hermandad Sacramental había utilizado el legado de Antonio Muñoz. Según desvelan las actas de los cabildos que comienzan a ser más explícitas, esto provocó el crecimiento de las hostilidades entre ambas corporaciones, hasta conseguir la separación definitiva de ambas. Así, la primera iniciativa que emprendió la Hermandad del Rosario tras su reorganización es la interposición de un pleito a la Hermandad Sacramental por sus actuaciones.
Respecto a la nueva capilla, hubo un acuerdo por el que ambas hermandades la compartirían, y estaría presidida por la imagen de la Virgen del Rosario. Pero fue algo provisional.
1741 – Pleitos e independencia de la Hermandad del Rosario
En Cabildo General de hermanos celebrado el día 28 de agosto de este año la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario decidió por unanimidad derogar todos los artículos de sus reglas fundacionales que contemplaban la unión con la Hermandad Sacramental. Aparentemente ésta nada intentó para impedirlo, aunque resulta significativo que ni los Alcaldes, ni el Mayordomo acudieran a la reunión y que, además, no se celebrase en la sala capitular, sino en la sacristía de la parroquia. La Autoridad Eclesiástica ratificó este acuerdo el día 30 de agosto, pues la situación era insostenible entre los cofrades de una y otra corporación.
No obstante continuaron los pleitos entre ambas. La Hermandad del Rosario pretendía que la Hermandad Sacramental se comprometiese a abonar los 400 reales con que Antonio Muñoz dotó a la Fiesta del Santo Rosario a partir de los réditos de los olivares, pero la corporación sacramental no se avenía a razones. Suponía un problema económico el abonar una cantidad que no poseía y que se seguía acumulando anualmente, pues había sido empleada en la construcción de la nueva capilla.
1745 – Acuerdo con la Hermandad del Rosario
Tras años de pleitos y hostilidades, llega un acuerdo definitivo entre la Hermandad del Santísimo Sacramento y la Hermandad del Rosario.
Finalmente la Hermandad del Rosario, en cabildo celebrado el día 8 de julio de este año, aceptó un acuerdo definitivo y satisfactorio para las dos corporaciones: consistía en la cesión por parte de la Hermandad Sacramental de la propiedad de la vieja capilla sacramental con todos sus accesorios a la Hermandad del Rosario. Como contrapartida, ésta renunciaba a reclamar sus posibles derechos sobre la nueva capilla. Asimismo la Hermandad Sacramental se volvió a comprometer en el pago de los 400 reales para la función anual de la Virgen del Rosario.
Recibiendo la conformidad unánime de la Hermandad Sacramental a la proposición, ambas corporaciones firman un convenio, elevado a escritura pública un año más tarde, en 1946.
1755 – Nuevas Ordenanzas
El día 24 de abril de este año el Provisor en Sede Vacante, Francisco José de Olazábal y Olayzola, aprobó las nuevas Ordenanzas de la Hermandad Sacramental y Animas Benditas de Santa Catalina.
1759 – Concordia con la Hermandad Eucarística del Salvador
A fin de prestar las debidas honras a los cofrades difuntos que fallecían en otra collación distinta a la de su establecimiento, la Hermandad Sacramental de Santa Catalina, en el año que nos ocupa, suscribe concordia con la Hermandad Eucarística del Salvador, por lo que ambas Corporaciones se comprometían a franquear los hacheros y sepultura.
Pincha aquí para conocer más acerca del aparato mortuorio que la Hermandad instalaba en el domicilio de la persona fallecida, según establecían las normas de la corporación.
La Hermandad debía contribuir al hermano en su fallecimiento con seis acompañados, doce cirios, bóveda (ésta en el caso de enterrarse en la parroquia donde está situada la Cofradía), paño, altar, crucifijo y cuatro candeleros con velas, que se le podrán encendidas luego que cubra la caja dicho paño, las que asimismo arderán en la Iglesia mientras se concluyen las exequias, además se celebrarán seis misas rezadas, siendo su limosna de 24 reales de vellón. A las esposas de los hermanos se les asistía de igual forma, y a sus padres, hijos y a quienes tuvieran a sus expensas en sus casas, se les contribuiría con la mitad de lo dicho, a excepción de las misas y se preveía que si algún pobre mendigo muriese en la calle en la puerta de algún hermano o en su misma casa, luego que el Mayordomo fuese requerido por aquél, dispondrá se le haga un entierro decente con acuerdo de la Junta de Oficiales.
Había dos tipos de paños mortuorios: el llamado «primero», de gran entidad artística al estar cubierto por suntuosos bordados, reservado para los cofrades, esposas, hijos y parientes cercanos como padres, hermanos, nietos, suegros o sobrinos carnales que viviesen y fuesen mantenidos por aquél; el paño «segundo», sin embargo, era más sencillo, y se destinaba a los criados y esclavos.
A los cofrades que falleciesen siendo Oficiales, y a sus mujeres, se le encendían seis velas, dos en el Altar y dos en el cuerpo, y además se le ponía y encendían cuatro cirios que todos arderán hasta que saliese el cuerpo para la Iglesia, y en ella se disponían veinticuatro cirios, y esto mismo se hacía con aquellos que hubiesen sido Oficiales y con sus mujeres.
A los hermanos que constase haber cumplido exactamente sus obligaciones de esta Hermandad y que por razones de pobreza se hallasen atrasadas su partidas de averiguaciones y demás, se les asistía en su fallecimiento como si estuviesen al corriente de ellas; y al que falleciese en algún hospital o ausente, se aplicarían las misas por su alma.


1768 – Consagración de la nueva Capilla Sacramental
Finalizadas las obras de construcción iniciadas en 1721, en este año se consagró la nueva Capilla Sacramental de Santa Catalina.
1791 – Aprobación de nuevas Reglas
El Supremo Consejo de Castilla aprueba las nuevas Reglas a la Hermandad del Santísimo Sacramento y Ánimas del Purgatorio de la iglesia parroquial de Santa Catalina, expidiendo la real provisión el 23 de julio de este mismo año. Estas Ordenanzas contienen trece capítulos y en ellos se prescribían las obligaciones para la asistencia en el fallecimiento de los individuos de ella y familiares (Capítulo 4º) y de las causas pías que había de cumplir esta Hermandad (Capítulo 13º).
Origen: las Cofradías Sacramentales y de Ánimas
1591 – Primeras Reglas conocidas
Las primeras Reglas de las que se tienen constancia de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Animas Benditas del Purgatorio de la parroquia de Santa Catalina datan del año 1591.
Se hace referencia a éstas en unas Reglas antiguas que figuran en el archivo de esta Hermandad, aprobadas en el año 1755 por el Provisor del Arzobispado: en su proemio, al explicar la necesidad de la redacción de las mismas, se argumenta que las anteriores tenían más tiempo de ciento sesenta años.
No obstante, aunque no se conservan documentos fundacionales o reglamentarios de mayor antigüedad, sabemos que en efecto la Hermandad Sacramental contaba ya entonces con, al menos, varias décadas de vida. Del año 1562 data, según inscripción, el acuerdo tomado por la Hermandad de colocar una pintura representativa de la Santísima Virgen en la advocación de Ntra. Sra. de las Ánimas, realizada sobre placa de mármol, en la fachada exterior del templo de Santa Catalina, en la actual Plaza Ponce de León.




La época de posguerra
En la década de los años 20 tuvo lugar un hecho trascendental para la historia de la corporación en el siglo XX. El cierre de la iglesia de Santa Catalina en 1923, en muy mal estado de conservación, obligó a la Hermandad a abandonar el templo y buscar refugio en otros. Este segundo exilio de nuestra historia se extiende desde 1923 a 1932, mientras la iglesia de Santa Catalina era sometida a un profundo proceso de restauración.
En primer lugar la hermandad se trasladó a la Basílica de María Auxiliadora de la Santísima Trinidad. Desde allí realizó su estación de penitencia en 1923 y 1924, como atestiguan curiosas imágenes de la época en la que podemos observar el discurrir de la cofradía por la ronda histórica de la ciudad.
En 1925 la hermandad regresó a la collación de Santa Catalina y se estableció en la parroquia de San Román durante cinco años, regalándonos estampas históricas como la de nuestro paso de misterio saliendo a una abarrotada plaza de San Román.
El 5 de marzo de 1932 la iglesia de Santa Catalina abrió de nuevo sus puertas tras nueve años de obras de restauración.
1939 – Aprobación de nueva Reglas
Este año la Autoridad eclesiástica aprobó nuevas Reglas para la corporación, actualizadas y adaptadas al momento: las anteriores databan del año 1788.
1941 – La Virgen sale acompañada de San Juan
El Jueves Santo de este año, 10 de abril, la imagen de San Juan Evangelista acompañó a la Santísima Virgen en su paso de palio durante la salida procesional.
1945 – Consagración al Corazón de María
Tras haber sido aprobado en la II Asamblea de Cofradías de Penitencia, la Exaltación, junto con todas las Hermandades y Cofradías se consagraron al Corazón de María en la tarde del 27 de mayo. La consagración tuvo lugar ante el monumento al Sagrado Corazón de la Virgen en el cerro de los Sagrados Corazones de San Juan de Aznalfarache y fue presidido por el Excmo. Rvdmo. Cardenal D. Pedro Segura y Sáenz, finalizando con una solemne procesión, con el Santísimo por las terrazas del conjunto monumental.
1948 – Vinculación con la Casa de Alba
Los Excmos. Sres. Duques de Montoro, hoy Casa Ducal de Alba, visitaron en la mañana del Domingo, día 2 de mayo de este año, la Capilla de la Hermandad, donde fueron recibidos por su Junta de Gobierno. El Sr. Duque de Montoro realizó el juramento de las Santas Reglas de la Corporación, tomando a su conclusión posesión del cargo de Hermano Mayor Honorario.
1956 – Cesión de la Inmaculada de Duque Cornejo a los Remedios
Con fecha 2 de febrero nuestra Hermandad recibe de parte del Rvdo. Sr. Cura Párroco de la recién creada Parroquia de Los Remedios y del Excmo. Rvdmo. Sr. Arzobispo de Sevilla solicitud de donación a la citada parroquia de una de las imágenes de la Inmaculada Concepción de nuestra propiedad.
Se acordó acceder a la petición de donación siempre que la corporación mantuviera en todo momento su legítima propiedad sobre la misma, y con la condición de que la talla fuera devuelta cuando aquella Parroquia tuviese oportunidad de adquirir otra imagen propia. La imagen de la Inmaculada Concepción cedida es la talla atribuida al imaginero Duque Cornejo.
La firmísima voluntad de los hermanos asistentes al Cabildo General de no desprenderse de la citada imagen fue perdurando a través de los años, convirtiéndose en nostálgico deseo de verla devuelta a la Hermandad, hasta tal punto de figurar la reivindicación de la misma como herencia a las sucesivas Juntas de Gobierno.
Posteriormente, se dio la desagradable circunstancia de que la Parroquia de Los Remedios, sin previo conocimiento, ni autorización, ni aun permiso de la Autoridad Eclesiástica del Arzobispado de Sevilla a tal efecto, procedió a la restauración de la referida imagen; violando con ello, no sólo los derechos de propiedad de esta corporación, sino las más elementales normas de atención, al no comunicar la intervención.
1956 – Salida procesional en Viernes Santo
Debido al nuevo orden litúrgico de la Semana Santa, la Hermandad trasladó su salida procesional a la tarde del Viernes Santo. Esta circunstancia se repitió en los dos años sucesivos, 1957 y 1958, si bien en 1959 volvió a realizar su Estación de Penitencia en la tarde del Jueves Santo.
1960 – Reforma y nueva composición del paso de misterio
Se estrenó este año la nueva composición del paso de misterio tras la remodelación ejecutada por nuestro hermano Ricardo Comas Fagundo, que supuso el cambio de posición y postura de algunas de las imágenes secundarias, la supresión de otras y la ejecución de las tallas de los dos nuevos caballos.
1964 – Fusión con la Hermandad Sacramental
Por decreto del Ilustrísimo Señor Vicario General de este Arzobispado de Sevilla Dr. D. Emilio Aguilar de fecha 23 de septiembre de 1964, y a demanda de la Real y Muy Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento, Purísima Concepción y Animas Benditas del Purgatorio de la iglesia de Santa Catalina, se unieron formando una sola entidad a los efectos de su régimen y gobierno la Hermandad Sacramental con la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Exaltación y Nuestra Señora en sus Lágrimas, aceptando ésta el patronazgo de San Sebastián Mártir y de una manera especial a la Santísima Virgen en su Inmaculada Concepción.
Previamente, a fecha de 13 de enero de 1964, así lo había solicitado la Hermandad Sacramental mediante un escrito dirigido a la Autoridad Eclesiástica.
«Esta Hermandad Sacramental habida cuenta de las vicisitudes porque viene atravesando desde hace muchos años, a consecuencia del reducido número de hermanos y de lo precario de su economía, en Cabildo General Extraordinario a tal efecto celebrado el día doce de los corrientes acordó por unanimidad interesar de esa Hermandad se acceda, si a bien lo estima, a la fusión de ambas Hermandades para una mayor Gloria de Dios y difusión de la devoción y culto debido al Santísimo Sacramento del Altar. (Firma y rubrica del Sr. Secretario)».
Segundo exilio: de la Trinidad a San Román (1923 - 1932)
En la década de los años 20 tuvo lugar un hecho trascendental para la historia de la corporación en el siglo XX. El cierre de la iglesia de Santa Catalina en 1923, en muy mal estado de conservación, obligó a la Hermandad a abandonar el templo y buscar refugio en otros. Este segundo exilio de nuestra historia se extiende desde 1923 a 1932, mientras la iglesia de Santa Catalina era sometida a un profundo proceso de restauración.
En primer lugar la hermandad se trasladó a la Basílica de María Auxiliadora de la Santísima Trinidad. Desde allí realizó su estación de penitencia en 1923 y 1924, como atestiguan curiosas imágenes de la época en la que podemos observar el discurrir de la cofradía por la ronda histórica de la ciudad.
En 1925 la hermandad regresó a la collación de Santa Catalina y se estableció en la parroquia de San Román durante cinco años, regalándonos estampas históricas como la de nuestro paso de misterio saliendo a una abarrotada plaza de San Román.
El 5 de marzo de 1932 la iglesia de Santa Catalina abrió de nuevo sus puertas tras nueve años de obras de restauración.
1932 y 1933 – Suspensión de la Estación de Penitencia
La delicada situación socio-política en la ciudad llevó a la Hermandad a suspender su Estación de Penitencia dos años consecutivos: 1932, cuando solo sale la Hermandad de la Estrella; y 1933, cuando no sale ninguna cofradía en toda la Semana Santa.
En la Semana Santa de 1933, sin embargo, tanto el paso de misterio como el paso de palio fueron montados en la iglesia para que los hermanos y fieles devotos pudieran venerar a nuestros Amantísimos Titulares entronizados en sus pasos. Aunque no procesiona, la antigua y sagrada Imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas recuperó este año su lugar como Titular Mariana de la corporación.
1934 – El año de las trece cofradías
Este año la Hermandad de la Exaltación fue una de las trece cofradías que realizó su Estación de Penitencia en Semana Santa. Lo hizo en la tarde del Viernes Santo, 30 de marzo, volviendo a salir en su paso de palio la primitiva imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas.
La llegada del S. XX y la reactivación de la actividdad
Las últimas décadas del siglo XIX habían supuesto para la Hermandad una notable etapa de decadencia, sumando hasta 19 años sin prácticamente ninguna actividad. La llegada del siglo XX trajo la reanimación de la corporación tras este tiempo de letargo, gracias al nombramiento de una Junta de Gobierno Interina encargada de su reorganización.
En el siglo XX la Cofradía de la Exaltación se consolida, en patrimonio y en idiosincrasia, como la Hermandad que conocemos en la actualidad.
¿Qué años realiza Estación de Penitencia?
A lo largo del siglo XX, que se tenga constancia, han sido tres las veces que la Hermandad ha decidido suspender su Estación de Penitencia sin llegar siquiera a salir, aunque otras tantas la salida ya se vio truncada en la calle. En 1932 y 1933 suspendió su salida ante el delicado clima social del momento. En 1970, por el contrario, la suspensión se debió a razones meteorológicas. En este siglo la Cofradía realizó Estación de Penitencia generalmente en la tarde del Jueves Santo, si bien en alguna ocasión vuelve a hacerlo en Viernes Santo (1934, 1956, 1957 y 1958).
1901 – Reorganización y nombramiento de Junta Interina
El día 19 de mayo de este año se celebró Cabildo General, presidido por el Ilmo. Sr. Provisor del Arzobispado de Sevilla D. Jerónimo Alvarez Troya. Éste manifestó durante la celebración del mismo que acudía para comunicar que el día anterior había declarado disuelta la Hermandad por decreto gubernativo, ya que habían transcurrido 16 años sin que ésta diese señales de culto alguno. No obstante, accediendo a los piadosos deseos de las personas que se encontraban congregadas, determinó nombrar una Junta de Gobierno Interina encargada de reorganizar la Corporación, a cuyo efecto nombró como Hermano Mayor a D. Luis María Ybarra González.
1902 – Primera salida tras 19 años
El 27 de marzo de 1902, tras diecinueve años de inactividad, la Hermandad realizó de nuevo su Estación de Penitencia en la tarde de este Jueves Santo, estrenando los hermanos nazarenos túnicas de cola morada confeccionadas en alpaca.
El misterio lucía restaurado por el escultor Emilio Pizarro de la Cruz, mientras el paso de la Santísima Virgen estrenaba techo de palio bordado en oro por Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Lucía el paso de palio este año bambalinas de plata, si bien al año siguiente se completó el conjunto del palio con las caídas igualmente bordadas en oro en el taller de Juan Manuel.
1905 – Caída de uno de los caballos del paso
Las Hermandades sevillanas están llenas de anécdotas, muchas de las cuales no son sino un puro testimonio de fe. El Jueves Santo de este año (20 Abril), ya con la Cofradía en la calle y debido a una levantada muy violenta, se desprendió de su cogida uno de los caballos, cayendo por la parte posterior del paso, dando sobre la espalda de uno de los contraguías antes de llegar al suelo. El hombre creyó que se trataba de alguien que lo había saludado dándole una palmada amistosa, pero al volverse para corresponder al saludo, se percató de lo que le había caído encima.
Hasta aquí no es más que la historia de un simple accidente; pero este hombre, que hasta entonces había practicado muy poco el culto, interpretó lo sucedido como algo milagroso y se convirtió en un visitante habitual de la iglesia de Santa Catalina, orando fervorosamente ante nuestras Sagradas Imágenes durante toda su vida.
1912 – Declaración de Santa Catalina como Monumento Nacional
La Iglesia de Santa Catalina Virgen y Mártir, sede canónica de nuestra corporación desde hace siglos, fue declarada Monumento Nacional por Real Orden de fecha 5 de septiembre de 1912.
1913 – La Dolorosa malagueña
En el año 1913 la Hermandad decidió sustituir a la primitiva Imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas, antigua y venerada talla de la Santísima Virgen, por una nueva dolorosa, de autor desconocido, ofrecida y donada a la corporación por José Castro y Mendoza. Esta imagen, de procedencia malagueña, se encontraba en un altar público del corral de Mihura, una casa de vecindad del número 4 de la calle Encarnación.
Esta nueva efigie fue bendecida en septiembre de 1913. Esta celebración supuso la organización de una serie de fastos para los que la Hermandad contó con la colaboración del Excmo. Ayuntamiento. Los días 12 y 13 de septiembre a las seis de la mañana recorrió las calles del barrio una banda de trompetas y tambores, tocando una alegre Diana. Por la tarde se organizaron grandes y divertidas cucañas, concediéndose premios en metálico. Más tarde salió una comparsa de Gigantes y Cabezudos, acompañados por una banda de tambores y cornetas, recorriendo las calles del barrio, anunciando la inauguración de una gran tómbola en la plaza Ponce de León. Por la noche, desde las ocho, tocó en dicha plaza una gran banda de música escogidas piezas de su repertorio, alternando con secciones de cinematógrafo. Para terminar la jornada se quemó una vistosa función de fuegos artificiales.
La mañana del 14 de septiembre se celebró Solemne Función y Bendición de la nueva Dolorosa de procedencia malagueña. Esa tarde se organizó una procesión de la imagen bajo palio por las calles del barrio.
Según se conoce, esta Dolorosa procesionó en la Cofradía entre 1914 y 1932, volviendo en 1933 a ocupar su lugar como Titular Mariana de su Hermandad la primitiva y venerada Imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas. No obstante, sabemos con certeza que en este período la Santísima Virgen no fue retirada del culto, sino que siguió siendo venerada en la capilla de la Hermandad. Muchas voces sostienen incluso que ambas imágenes fueron alternándose en la salida procesional en esos veinte años.
La Dolorosa malagueña fue cedida en 1937 a la Hermandad de San Bernardo, que había perdido a su Imágenes Titulares en los incendios provocados en su iglesia con motivo de la guerra civil española. En 1938 la talla fue intervenida por el escultor Sebastián Santos Rojas, quien le cambia la posición de la mirada y la encarnadura, pero dicha intervención no fue del agrado de los miembros de la Cofradía de San Bernardo. Actualmente no se conoce con exactitud el paradero de la talla.
1919 – Estreno del manto de Hijos del Olmo
En la salida procesional de este año, la tarde del 17 abril, se estrenó el manto de Nuestra Señora de las Lágrimas, bordado en oro terciopelo de Lyón en los talleres de Hijo de Miguel Olmo siguiendo el diseño de Herminia Alvarez Udell.
Auge decimonónico
Es en el siglo XIX cuando parece alcanzar la Hermandad su máximo esplendor. Una muestra de ello es la cantidad de congregaciones con las que a nivel institucional queda vinculada en estos años: si ya de antiguo se hallaba vinculada a la Orden Militar de Santiago, en este siglo es incorporada en goce de gracias espirituales con todas las religiones de la Cristiandad, y así, según documento que obra en el archivo de la Hermandad, lo hace en 1811 a la Orden de Trinitarios Descalzos, y a la Orden de Franciscanos en 1815. A la Real Congregación de Alumbrado y Vela al Santísimo Sacramento en 1816. A la Orden Carmelita de Antigua y Regular Observancia, igualmente. A la Orden de la Merced en 1818, y a la Orden de Carmelitas Descalzas y a la Orden de los Cartujos y Trapenses en 1819. En ese mismo año lo hace también a los Agustinos Descalzos, a los Ermitaños de Córdoba, a los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, a la Orden Regular de San Cayetano, a los Mercedarios Descalzos, a la Congregación y Hospital de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Córdoba, a la Orden de Canónigos Regulares Premostratenses y en 1831 a la Orden de San Basilio el Magno. En 1866 a la Pía Unión del Sagrado y Amantísimo Corazón de Jesús, de Santa María Ad Pineam de Roma.
En el ámbito gubernativo, se multiplican los cabildos generales y de oficiales, sobre todo entre 1815 y 1819, registrándose en este último año 15. Esto indica una estabilización gubernativa y la ausencia de carismas personales monopolizadores. La situación económica no deja de ser precaria y esta situación se agrava en la década de los 20, aunque una iniciativa importante hace que los hermanos aúnen fuerzas: la construcción de un nuevo paso de Cristo, para cuya empresa se presentan varios diseños, designándose una comisión al efecto que elaboró unas conclusiones en base a los cuatro finalistas. Se detecta un momento difícil de decadencia en las últimas décadas del siglo, en el que la Corporación llega a quedar formalmente extinguida por la Autoridad Eclesiástica, quien, no obstante, accede a nombrar una Junta de Gobierno Interina para su reorganización.
¿Qué años realiza Estación de Penitencia?
Se presta durante la primera mitad de la centuria mucha atención al cortejo procesional, al que se trata de potenciar en una búsqueda generalizada de prestigio y reconocimiento social. Se consolida un cuerpo de nazarenos estable en torno a los 53, a los que se compromete con una cuota mensual de tres reales, e incluso para preservar esto y tener un buen número de penitentes, establecen un convenio con la Hermandad de la Carretería para que se prestasen nazarenos una a otra con carácter de diputación. Respecto a los años en que hizo Estación de Penitencia en este siglo, consta que la efectuó en 1800, 1802, 1804, 1814 y los cinco años siguientes. En 1826 volvió a efectuar su acostumbrada Estación, la que repitió en los cuatro años siguientes, y en los de 1832 (madrugada del Viernes Santo), 1834, 1840, 1844, 1845, 1846, 1849, 1854, 1860, 1864, 1865, 1866, 1868, 1869, 1870, 1871, 1872, 1874, 1876, 1877, 1878, y 1881, siendo su Estación en Jueves Santo, en los años 1871, 1872, 1874 y 1877. En 1859 se montan los pasos, que quedan expuestos en la iglesia, pero no realiza Estación de Penitencia.
1800 – Procesiona la Sacra Conversación
Durante la Estación de Penitencia realizada el 11 de abril de este año, la Santísima Virgen de las Lágrimas procesionó acompañada en su paso de palio por San Evangelista, como era habitual, y por Santa María Magdalena, novedad ese año, aunque esta composición no fue muy duradera. La Imagen es obra del escultor Rafael Valero.
Más de un siglo después, el 31 de marzo del año 1904, vuelve a repetirse esta estampa en el paso de palio de Nuestra Señora de las Lágrimas.
1800 – Procesión de Rogativas por la epidemia de fiebre amarilla
El 14 de septiembre de 1800, Festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, salió la Sagrada Imagen del Santísimo Cristo de la Exaltación por las calles del barrio de Santa Catalina en Procesión de Rogativas con motivo de la grave pandemia de fiebre amarilla que asolaba la ciudad.
La comitiva estuvo formada por varios pasos, con las imágenes de Santa Catalina, San Roque y la Virgen del Rosario, acompañados de devotos vestidos de calle. Seguidamente, las andas del misterio de la Exaltación, cuyo cortejo lo formaban sus hermanos cofrades vestidos con el hábito nazareno.
1802 – Figuras alegóricas en el cortejo
El siglo XIX supuso un renovado impulso en todos los órdenes, sobre todo el procesional. Desde 1802 se constata la salida de unas figuras alegóricas, concretamente cuatro profetisas o sibilas y tres ángeles «el de la vara o serpiente de Moisés que significa el Señor puesto en la Cruz como explican los santos padres, el de la Palma y el del Cáliz de la muerte o el sacrificio del Señor en la Cruz donde fue Exaltado». Estos, encarnados por hermanas y hermanos y coordinados por sendos diputados, aparecieron hasta 1807 o 1808.
1810 – La ocupación francesa
Decretó el rey José Bonaparte este año la salida de la cofradía, pero la corporación se negó alegando que los pasos se encontraban en muy mal estado, sobre todo el de misterio, y que no disponía de caudal para salir, lo que era cierto, pues se habían producido desperfectos en el techo del almacén y el agua afectó al paso.
Sabemos que desde 1810 a 1813 se interrumpieron los cabildos, produciéndose una ralentización de la vida de la corporación. Reanudada la actividad, la primera iniciativa fue la reforma de los pasos, para lo que se consiguieron muchas limosnas, pues había un gran entusiasmo entre los hermanos tras los años difíciles.
1818 – Pleito con la Cofradía del Sagrado Decreto
Surgió este año un conflicto entre nuestra Hermandad y la del Sagrado Decreto a raíz de querer ésta realizar su salida en la tarde del Viernes Santo. La Hermandad de la Exaltación presentó un escrito solicitando se prohibiese la salida de la del Decreto en la tarde del Viernes Santo, por prescribir en sus Reglas lo fuera el Jueves Santo. La Hermandad del Sagrado Decreto apeló, recurriendo al Tribunal en el día 14 del propio mes de marzo, a pesar de estar ya cerrados los Tribunales, víspera como era del Domingo de Ramos.
En su vista, el Señor Oidor Semanero D. José Mier, por providencia dictada en el siguiente día, dispuso que se diese cuenta de este recurso en el primer día hábil, y que sin perjuicio de esto, el juez de los autos convocara a los Hermandades y las exhortase a avenirse por aquel año. De no hacerlo ambas debían abstenerse de salir, bajo multa de dos mil ducados. De este modo, por aquel año ambas Hermandades se conformaron haciendo Estación sin novedad alguna.
Sin embargo, el recurso se mantuvo en la Audiencia hasta el siguiente año de 1819, cuando a fecha de 8 de mayor se celebró el juicio contra la Cofradía del Sagrado Decreto en relación al día y hora de salida de la misma. En el mismo se dictó revocar el auto apelado, prohibiendo a la Hermandad del Decreto actuar como corporación hasta que regularizara su situación con la aprobación de sus Reglas.
Aquí puedes leer la transcripción del veredicto del juicio:
«El fiscal de Su Majestad en vista de los autores formados a instancia de la Hermandad del Stmo. Cristo de la Exaltación y Ntra. Sra. de la Lágrimas, sita en la parroquia de Santa Catalina con la de las Cinco Llagas y Sagrado Decreto sobre que varíe el día y hora de salida de la última y con presencia de la apelación interpuesta por la misma el auto de inferior de doce de marzo del año pasado por el que ando que pasase el expediente al Provisor y Vicario General para que en unión con aquel señalando día y hora decidiese el punto:
Dice que habiendo notado desde el principio que una de las Cofradías que litiga, carece según se siena de la aprobación de sus Reglas, ha dado tiempo a que se revalide por el Concejo las que aún se anuncian en los autos están hace meses remitidas, pero viendo que no se ha presentado y se acerca la Semana Santa, teme que se promueva la cuestión y es indispensable nuevo compromiso.
Nada es menos conforme a la verdadera devoción que las disputas parecidas a la presente, y vale más evitarlas que proseguirlas con acaloramiento, pero en la cuestión del día se nota, que el Juzgado Real, extendió las atribuciones del Eclesiástico a casos que no comprehende: tiene sin disputa de facultades de fijar día y hora para la salida de las procesiones, conviniéndose con el Juez Ordinario, pero se entiende cuando no se litigan preferencias, ni se contravienen derechos peculiares de las Cofradías: así se ha visto que la Sala, decidió en el año pasado o en el anterior, el reñido litigio que sobre el mismo, entablaron dos Hermandades de la Plaza de Cádiz, y ni ellas, ni el Juez, se acordaron de la autoridad eclesiástica. Así es muy claro, que en esta parte debe revocarse el auto apelado, pero como al mismo tiempo se nota que en lo principal se concede que la Hermandad de las Cinco Llagas no tiene aprobación, no se puede negar que mientras no lo obtenga, está impedida de obrar como Corporación, siendo de advertir que acaso no lo consiga, pues aparece con los caracteres como Cofradía gremial prohibida por las leyes, puesto que se compone de solo hortelanos. En atención a todo es de dictamen, que la Sala podrá servirse revocar el auto apelado y administrando justicia mandar, que la referida Hermandad de las Cinco Llagas no se comporte como Corporación, ni ejerza actos del tal, hasta que tenga aprobadas sus Reglas, o volverá lo más conforme, fechado en el día y mes que fija este escatocolo, por Gómez Fernández.»
1819 – Gran mojada durante la salida procesional
El 14 de marzo de 1819, cuando nuestra Hermandad efectuaba su Estación penitencial, y estando la comitiva ya próxima a la Catedral, por el lugar conocido por «Cruz de la Cerrajería», sobrevino una gran tormenta.
Al principio la lluvia era escasa, por lo que la Cofradía siguió adelante en dirección a la Catedral. Sin embargo, al llegar el paso de Cristo a la mediación de la calle de Génova (actual avenida de la Constitución), arreció la lluvia con tal violencia que las corrientes en forma de arroyos que se formaron en las calles impedían el poder caminar para llegar al templo metropolitano.
El gran aguacero desencadenó el caos en el cortejo. El paso del Santísimo Cristo de la Exaltación fue abandonado al salirse los costaleros que lo llevaban en las gradas de la Catedral, donde soportó el aguacero, quedando en un estado que fácilmente se puede imaginar. Por su parte el paso de la Santísima Virgen de las Lágrimas se pudo refugiar en el porche de San Francisco (arquillo del Ayuntamiento).
Más tarde, al amainar un poco la fuerza del temporal, el paso de Cristo pudo ser trasladado a la Catedral, a pesar de la dificultad dado el pésimo estado de las calles. Al parecer serenarse la noche, la Junta de Gobierno trató que la Hermandad siguiera su camino su camino y, continuando la Estación, regresase a Santa Catalina. No obstante el Cabildo se opuso terminantemente y sólo consintió el traslado del paso de la Santísima Virgen desde el arquillo del Ayuntamiento a la Catedral, a la que llegó bastante entrada la noche.
De esta manera quedaron ambos pasos en el interior de la S.I.C. hasta la tarde del día 18 de abril, martes de Pascua de Resurrección, en el que fueron llevados en solemne procesión desde la Catedral hasta nuestro templo. A dicha procesión asistieron las Hermandades de las Tres Necesidades, Sagrada Lanzada, Sagrada Cena y la Sacramental de Santa Catalina, que invitó a las demás de su Instituto, así como a las Autoridades y más altas personalidades de nuestra ciudad.
El paso de misterio, que ya de por sí estaba muy deteriorado, quedó en tan mal estado después de este episodio que fue necesario someterlo a una importante restauración.
1820 – Concesión del título de ‘Archicofradía’
El 1 de febrero de 1820 Su Santidad Pío VII concedió a la corporación el privilegio de poder trasladar su festividad principal de la Exaltación al domingo siguiente, con facultad de poder celebrar Misa esta festividad en el mismo día.
El mismo Pontífice, con fecha 28 de dicho mes y año, concedió indulgencia plenaria a todos los fieles que visitasen la iglesia de Santa Catalina y orasen ante nuestras Sagradas Imágenes el día de la Función Principal de Instituto.
Es probable que Su Santidad enriqueciera entonces a la Corporación otorgándole el título de ‘Archicofradía’, el cual es concedido mediante Bala Pontificia a aquellas cofradías que son centro de otras asociaciones de la misma naturaleza a las que trasmiten sus bienes espirituales.
1823 – Concesión del título de ‘Real’
En ceremonia religiosa efectuada este año es recibido como Hermano Mayor de la corporación a Su Majestad el Rey D. Fernando VII, adornándose la Iglesia y Capilla propia como la ocasión requería, celebrándose el acontecimiento con gran pomposidad y lujo; y repartiéndose limosnas y alimentos entre los más necesitados de la feligresía. Más tarde sería su esposa, Dª. María Cristina de Borbón, igualmente recibida en la corporación.
Es desde este momento que nuestra Hermandad ostenta el título de Real Cofradía.
En 1827, el mismo Fernando VII volvió a reafirmar, en su calidad de Hermano Mayor de la Real Congregación de Luz y Vela, la agregación de nuestra Hermandad a la dicha Real Congregación.
Esta vinculación real con nuestra Hermandad propició que años más tardes, en 1946, la corporación elevara un escrito a S.M. Dª. Isabel II suplicando su inclusión en la nómina de hermanos y exponiéndole la intención de nombrarla su Hermana Mayor dada la vinculación de sus padres a la Hermandad. No obstante, parece ser la solicitud no tuvo respuesta por parte de la monarca.
1850 – Primera procesión del Santo Entierro Magno
A petición del gobernador civil el paso de misterio del Stmo. Cristo de la Exaltación formó parte de la primera Magna Procesión del Santo Entierro, celebrada el día 29 de marzo de este año.
La Procesión del Santo Entierro tenía una ambientación especial y para realzarlo surgió la idea de incorporar «los mejores pasos de esta ciudad y llevarlos por el orden de los misterios de la Pasión del Señor». Todas las cofradías requeridas se reunieron y, según González de León, se acordó que asistieran a la procesión con «la cruz que usan todas; a lo menos veinticuatro hermanos con túnicas de nazarenos, con dos bocinas y dos canastillas, en el centro de la bandera, y el paso de misterio de cada una».
Pese a la brillantez, en este Santo Entierro Grande ya se dio el primer incidente con los costaleros, pues los de la Exaltación se negaron a llevar el paso y tuvo que intervenir la autoridad judicial, por lo que se incorporaron con retraso al lugar de concurrencia con las demás, fijado en la plaza de la Magdalena. En el primer Santo Entierro Grande, junto al Misterio de la Exaltación, participaron los pasos del Triunfo de la Santa Cruz, Oración en el Huerto, Prendimiento, Desprecio de Herodes, Pasión, Humildad y Paciencia, Expiración (Museo), Tres Necesidades, Sagrado Descendimiento, Sagrada Mortaja, Santo Entierro y Virgen de Villaviciosa.
Cuatro años más tarde, en 1854, ante la solicitud de la participación del paso de misterio de la Exaltación en la segunda Magna Procesión del Santo Entierro, la corporación se negó, manteniéndose en su decisión a pesar de las presiones, pues hubo problemas en la ocasión anterior y además no se veía bien que «premanezca su Madre y Nuestra Señora de las Lágrimas oculta y sepultada en nuestra capilla».
1855 – Función por la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción
El día 30 de septiembre de este año, todas las hermandades establecidas en la iglesia de Santa Catalina en comunión con el clero parroquial, solemnizaron con suntuosa Función la declaración dogmática del Misterio de la Concepción Inmaculada de Nuestra Señora, que había sido realizada por Su Santidad Pío IX en la mañana del día 8 de diciembre del año 1854.
1860 – Itinerario novedoso en la salida procesional
En el itinerario seguido durante la Estación de Penitencia se produjo este año una variación significativa con respecto al habitual: Alhóndiga, Dormitorio de los Descalzos, Plaza del Príncipe D. Alfonso, Buen Suceso, Corona, Veladero, Alcaicería, Plaza del Pan, Alcuceros, Plaza del Salvador, Cuna, Sierpes, Plaza de San Francisco, Génova, Gradas, Catedral, Placentines, Francos, Culebras, Plaza del Salvador, Cuna, Plaza de la Encarnación, Coliseo, Alcázares, San Pedro y Santa Catalina.
1868 – Primer exilio: la revolución ‘La Gloriosa’
La primera vez de la que se tiene constancia que la Hermandad se vio obligada a abandonar Santa Catalina tuvo lugar entre 1868 y 1869 durante la revolución “La Gloriosa”. En estos dos años la iglesia de Santa Catalina quedó sin culto, convertida en un almacén de maderas.
La Hermandad fue desalojada de Santa Catalina y se trasladó a la iglesia de Nuestra Señora de Consolación, vulgo Los Terceros, donde celebró sus Solemnes Cultos y realizó su estación de penitencia el 26 de marzo de 1869.
Prueba de ello la curiosa convocatoria al doloroso Septenario de Nuestra Señora de 1869: “de la suprimida parroquia de Santa Catalina”.
1871 – Primera salida en Jueves Santo
Este año la Hermandad de la Exaltación hizo por primera vez su Estación de Penitencia en la tarde del Jueves Santo, 6 de abril.
En el paso del Santísimo Cristo se apreciaba la renovación de algunas de las figuras del misterio. Asimismo, se estrenaba el palio de la Santísima Virgen, confeccionado sobre terciopelo azul marino, tachonado con estrellas bordadas en oro. Vestían nuestros hermanos nazarenos túnicas blancas con antifaces y capas negras.
1874 – Estreno del conjunto de Teresa del Castillo
En la salida procesional de este año en la tarde del Viernes Santo, 2 de abril, se estrenó un nuevo conjunto bordado en oro formado por vestido de terciopelo morado y manto de terciopelo azul ambas que para la Virgen de las Lágrimas realizó la insigne bordadora Dª. Teresa del Castillo.
El dibujo de ambas piezas seguía un diseño especial formando un enramado de mucho gusto.
El palio descansaba sobre doce varas de platina con caídas iguales; y la peana estaba forrada de terciopelo con molduras. El investigador e historiador cofrade D. José Bermejo Carballo, en su obra «Glorias Religiosas de Sevilla” (1882), se refiere a estas andas procesionales calificándolas como: «Es uno de los mejores pasos de Sevilla».
1885 – Actual hábito nazareno morado y blanco
En la salida procesional de este año, en la tarde del Viernes Santo, nuestros hermanos nazarenos vistieron por primera vez (que se tenga constancia) el actual hábito formado por túnicas de cola blanca y antifaz morado con el escudo de la Corporación.
Consolidación de su identidad: el S. XVIII
Puede decirse que a lo largo del siglo XVIII la Hermandad de la Exaltación consolida sus estructuras institucionales y adquiere plena personalidad, lo que se formaliza con la aprobación de nuevas Reglas en 1702, donde se establece la salida procesional en la tarde del Viernes Santo. Anteriormente efectuaba la estación en la mañana de este día y, de hecho, no hizo efectivo este nuevo horario hasta 1718. Lo que sí parece constatarse es que la procesión era penitencial, pero no de disciplina, llevando los cofrades cruces sobre sus hombros y que figurarían dos pasos: el de Misterio y el de la Virgen acompañada de San Juan.
En la segunda mitad de este siglo aparece ya mención al Septenario de Dolores consagrado a la Santísima Virgen de las Lágrimas celebrado en Cuaresma, pero del que se desconocen más detalles.
El siglo termina con la misma incertidumbre económica respecto a las salidas procesionales, pero se produjo una importante circunstancia, pues se iba originando una gran devoción hacia la Cofradía por parte de diversas mujeres de la feligresía, que salían con velas en la procesión. Había en ellas el deseo de integrarse como hermana, y por parte de la Junta de Gobierno se fomentó la iniciativa que se concreta con la entrada de 60 en un primer momento, abriéndose un libro nuevo y creándose la figura de un diputado especial para ellas.
¿Qué años realiza Estación de Penitencia?
Debido a los pocos acuerdos de la Cofradía que se conservan documentalmente, resulta difícil recoger todos los años del siglo XVIII. Consta que después del año de 1707 la efectuó en 1718, primer año de su salida procesional en la tarde del Viernes Santo, y posteriormente en 1726, 1729, 1743, 1744, 1745, 1749, 1751, 1755, 1760, 1763, 1765, 1766, 1767, 1771, 1775, 1776, 1777, 1786, 1789, 1790, 1798 y 1799.


1702 – Aprobación de nuevas Reglas
Fuera por el cambio de horas hecho para la Estación Penitencial o porque las circunstancias lo exigiesen, la Autoridad Eclesiástica aprobó en este año las nuevas Reglas de la Corporación, compuestas por 12 capítulos, donde se preceptúa como día de salida de la Cofradía para efectuar la Estación de Penitencia, la tarde del Viernes Santo (Capítulo 5º); una Función a la Exaltación de la Santa Cruz (Capítulo 9º) y la solemnidad posible y honras por los hermanos difuntos (Capítulo 11º).
1702 – Cesión de la capilla de los Torquemada
El día 7 de marzo de 1702 el Gobernador de la sede vacante del Arzobispado dio licencia ante el notario mayor D. Luis Pedro de Arellano para que la fábrica de Santa Catalina otorgará a favor de la Cofradía de la Exaltación escritura de dación a tributo de la capilla de Ntra. Sra. de la Encarnación, para que la poseyera mientras no se presentase persona que acreditara su propiedad. Esta cesión incluía la condición de «que había que pagar anualmente cuatro ducados, construyendo en el termino de dos años un altar de igual clase y forma que el que le hiciera para el cuadro de la Virgen de la Encarnación. Que había que retocar la bóveda de la capilla, componer el zocato de azulejos y abrir una ventana, y finalmente que se había de colocar una losa de entrada de la bóveda, pudiendo hacer uso de esta la fabrica en determinadas ocasiones.»
Así, el 19 de abril de 1702, una vez cumplido lo puntualmente estipulado, se otorgó escritura pública ante el Escribano Jacinto de Medina, y quedaron definitivamente colocadas las Sagradas Imágenes en la capilla para ser dignamente veneradas por los fieles.
Este logro fue el feliz resultado de un proceso de varios años. Hasta este momento la corporación poseía un altar en la nave del Evangelio, junto a la puerta que entonces daba a la plaza de la Fruta (actual puerta ojival). Desde 1700 la Hermandad había estado solicitando tomar a censo perpetuo la capilla de Ntra. Sra. de la Encarnación, situada en la nave de la Epístola, junto a la torre del campanario.
Esta capilla, actual capilla que cobija a nuestros Sagrados Titulares llamada entonces de la Encarnación por un cuadro de dicha advocación existente en la misma, había pertenecido en la antigüedad a Dña. Luisa de Torquemada, viuda de Gaspar Pérez. Sin embargo, tras el fallecimiento de esta Señora y de sus dos hijos, la capilla había quedado abandonada y sido adjudicada a la fábrica de Santa Catalina.
En 1701 la Hermandad de la Exaltación había reiterado, a fecha de 26 de octubre, su petición de cesión de la capilla, alegando el estado poco decoroso en que se encontraban sus Sagradas Imágenes Titulares.
1702 – Primer inventario conocido
También a este año de 1702, con fecha 29 de septiembre, corresponde el primer inventario conocido de la corporación penitencial, un interesante documento que nos muestra claramente la configuración definitiva de la corporación, que por entonces presidía como mayordomo Joseph Gallegos. Es un inventario revelador, aunque no demasiado exhaustivo en las descripciones. De hecho, no se refiere ni a las imágenes ni a la capilla, aun cuando se acababa de estrenar su propiedad, cuestión que se detallará en el inventario de 1789.
1716 – Nuevo almacén en la plaza del Carbón
En Cabildo celebrado el día 10 de agosto de este año el Mayordomo de la Hermandad, D. José Gallego, informó de que se había tomado un solar para la construcción de un almacén en la plaza llamada entonces del Carbón, actual plaza Padre Jerónimo de Córdoba. Consta también por otros acuerdos que en la misma plaza tenía un juego de bolas y un jardín, y junto al almacén de los pasos, dos casas bajas.
Posteriormente, en el año 1732, D. Nicolas de la Vanda, como mayordomo de la corporación, consiguió que la Hermandad tomase a censo de la fábrica de san Martín un solar en la plaza que llaman del Carbón. Por esta época se habla también de que en la misma plaza tenía dos casas que arrendaba, o bien eran construidas sobre el solar citado. También se menciona una renta sobre un antiguo Juego de Bolas, hoy almacén de aceitunas.
1723 – Concesión del título de ‘Pontificia’
Su Santidad Inocencio XIII, mediante Bula de fecha 5 de junio, enriqueció con un Breve a nuestra Hermandad con suma Gracias y Privilegios, concediéndole, entre ellos, el título de Pontificia.
Asimismo se incluía un Jubileo e Indulgencia Plenaria para todos los que se recibiesen en la Corporación; para la hora de la muerte y para todos los hermanos y hermanas que visitasen la Capilla en las Festividades de la Exaltación de la Cruz, Invención de la Santa Cruz, Domínica de Pasión y de Ramos; para todo el que confesado y comulgado visitase en dicho día la Capilla.
Estas gracias y privilegios fueron confirmados más tarde, en 1820, por S.S. Pío VII, en su Bula «Sanctisimus Dominus Noster».
“Primeramente dies cañones de plata con que se arma una bara de el palio de Nuestra Señora con sus virolas caladas y su bara de metal colada, más trse cañones de plata con que se arma la vara de el Senatus con con sus virolas caladas… más dose cañones de plata con que se arma la vara del Simpecado con sus virolas caladas más ocho cañones de plata con que se arma la vara de el senturión con su piqueta de plata… más una campanilla de plata con su manigueta de granadillo… más las sintas de la pasión de plata con veinte y cuatro pesas y sus puntas de plata… y el corazón grande de el pecho, más una vara de fiscal con ocho cañones de plata, más seis soles de platacon que se arman las baras, tres grandes y tres pequeñas… más las tres potencias de plata del Santissimo Christo… más la corona de Nuestra Señora de plata esmaltada con sus piedras… más la diadema del Señor San Juan de Plata… más una manguilla de plata con fondo de terciopelo carmesí con sus sol grande y su bara de dies cañones de plata con virolas de bronce caladas y sobredoradas… más ducientas estrellas de plata que se ponen en el manto de Nuestra Señora, más una tarimilla de plata que costó quinientos cinco pesos escudos para el paso de Nuestra Señora… más la bacinilla de plata con su sol grande con que se pide la missa los días festivos.
Primeramente dos sudarios de el Santissimo Christo más un bestido de tersiopelo, saia y jubón de Nuestra Señora con sus mangas de vestior y dos pares de tocas más un manto de Nuestra Señora de tersiopelo, más un berdugado con que se viste Nuestra Señora con que sale a la calle más el palio de Nuestra Señora de tersiopelo con sus senefas todo bordado de oro… más un bestido de chamelote carmesí con su capa verde de lo mismo de el Señor San Juan, con que va en la estación… más otro bestido de el Señor san Juan de tafetán sencillo con su capa verde de lo mesmo con que esta vestido en la capilla… más un sinculo de el Señor San Juan con sus borlas de oro… más dos toallas de Nuestra Señora de olan, una con la que sale la Majestad a la calle y otra que tiene en su capilla… más una manguilla de tela guarnecida con cuchillejo de oro fino pasado de a dos ases con cuatro borlas guarnecidas de oro más un estandarte de la misma tela pasada con sus cordones de seda carmesí y sus dos borlas de oro… más un Simpecado de la mesma tela pasada con sus letras bordadas en oro guarnesido con puntas de oro… más un Senatus de la mesma tela pasada con su tarjeta y sis letras de oro guarnesido con puntas de oro de milan… más otro senatus de el senturión de tersiopelo carmesí con sus letras plateadas.
Mas una casa que tiene dicha Cofradía a senso perpetuo donde está el paso del Santissimo Christo armado todo dorado y estofadas las figuras… con una echura de madera de el Santissimo Christo que está en él todo el año, mas dies garlotas para adorno del paso del Sanmtissimo Christo… más una trompeta de metal plateada que tiene el judío en el paso… más una alabarda que tienen el sargento que está en el paso… más dos coletas de vadana con sus flecos de seda para los dos de a cavallo de el paso con sus vandas de tafetán carmesí y sus armas de peto, espaldar, faldillos y brasaletes perfilados de oro… más una cruz de pasión con todos sus atributos dorados y estofados de oro (que) está en su capilla… más sesenta y dos cruses de madera grandes que están en dicha capilla… más un altar de madera que está en la capilla donde están las imágenes con su tarimilla de madera de media bara de lato y cuatro de largo, estofada y dorada con sus tarjetas…»
1751 – Conflicto con el Sr. Arzobispo
Por decreto Sinodal de 1604, las Cofradías Sevillanas tenían que hacer todos los años coincidiendo con la Semana Santa, Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral. Sin embargo, y debido a encontrarse enfermo el Sr. Arzobispo de Frajanópoli, D. Francisco de Solís, el Coadministrador del Arzobispado, Fohl de Cardona, dispuso en 1750 que todas las Hermandades pasasen por delante de la puerta del palacio, llamada del Arquillo de Santa Marta, a fin de que el citado Prelado pudiera presenciar los desfiles penitenciales desde el balcón principal del Palacio. Para ello tenían las procesiones que ir por un tránsito que había en el llamado Patio de los Olmos (situado en lo que es hoy la plaza Virgen de los Reyes), y saliendo por una puerta del arco, frente a la Borceguinería, dar una vuelta por delante del palacio para ir a entrar en la calle Placentines.
Para entender algo mejor esta situación aclararemos que, según González de León, en aquel tiempo había muchas oficinas y patios delante del Palacio Arzobispal, las cuales tenían dos grandes puertas de arco, una la llamada de los Palos, porque su reja era de madera y estaba junto a su torre, frente a la calle Placentines; y otra, conocida como la de Santa Marta, que estaba frente a la calle Borceguineria, hoy de Mateos Gago.
No sabemos si esta orden se llevó a cabo en 1750 o si hubo alguna causa que lo impidiese; mas en el siguiente de 1751, se repitió para disgusto de las cofradías. Para asegurar su cumplimiento se colocó un notario en la puerta de la Catedral recordando esta disposición a las hermandades.
Parece ser que todas obedecieron lo decretado, todas excepto la Hermandad de la Exaltación, que realizaba Estación de Penitencia la tarde del Viernes Santo, 9 de abril. Una vez en la Catedral, la Cofradía se dispuso a salir por el sitio de costumbre, la puerta de los Palos. Viendo esto el Alguacil, advirtió al Hermano Mayor, D. Antonio de Sandoval, Conde de Mejorada, para que salieran por la indicada puerta del Arquillo de Santa Marta, porque «así lo había dispuesto el Prelado», contestando éste «que no estaba en su arbitrio cambiar las costumbres.»
Enterado el Arzobispo de la decisión tomada por nuestra corporación, y molesto por tal respuesta, mando, bajo cierta multa, que la Hermandad cumpliese lo ordenado. No bastando esta segunda orden para que la Corporación obedeciera, amenazó con pena de excomunión mayor al Hermano Mayor.
Recibida la advertencia, el Hermano Mayor hizo parar la Cofradía, deshaciéndose la Procesión dentro de la Catedral y quedando el paso del Stmo. Cristo de la Exaltación junto a la puerta del costado del Palacio Arzobispal, y el de la Stma. Virgen de las Lágrimas, entre la puerta de la Catedral y la de los Palos. En esta situación, el Hermano Mayor apeló al Nuncio de Su Santidad, negándose el Provisor que seguía este expediente a otorgar la apelación. Ante esta actitud, acudió en recurso de fuerza a la Real Audiencia, que al intento se reunió inmediatamente.
Después de las diligencias ordinarias y de algunos incidentes entre ambas jurisdicciones, declaró el tribunal, una vez conocidas las causas, que el Arzobispo hacía fuerza, prescribiéndole alzase la excomunión y el mandato; a lo cual se negó el Arzobispo, estrechando a la Corporación al cumplimiento de sus disposiciones. Llego el caso de que la Real Audiencia decretara el extrañamiento del Prelado, ordenando su salida del Arzobispado inmediatamente.
Finalmente, cedió el Prelado, alzando las censuras y levantando la pena de excomunión; y entonces, siendo ya más de las diez y media de la noche, se reorganizó de nuevo la comitiva sobre las once de la noche, efectuando su Estación de regreso a su templo por el sitio de costumbre, como si nada hubiese ocurrido y seguida de un gran acompañamiento.
La Cofradía del Stmo. Cristo de la Fundación, vulgo ‘los Negros’, venía detrás de la nuestra; y ante la orden de no detenerse y pasar por delante de nuestro cortejo, detenido en medio del pleito, contestó que «por donde iban los blancos, irían los negros»; y permaneció parada dentro de la Catedral hasta la conclusión del recurso, siguiendo entones, también su Estación Penitencial.
1788 – Aprobación de nuevas Reglas
Tras varios años de dificultades económicas, se percibe una importante revitalización de la corporación, sobre todo en el ámbito formal e institucional, coincidiendo con la aprobación de las nuevas Reglas.
El 9 de octubre el Consejo de Castilla aprobó las nuevas Reglas, expidiendo al efecto la real provisión el 3 de noviembre de este mismo año. La autoridad eclesiástica, con fecha del 11 de noviembre, dio validez a las Reglas a la Corporación, estructuradas en once artículos. En el IX, se indica que la Estación de penitencia la habrían de realizar en la tarde del Viernes Santo, obligándose a los hermanos a asistir, y el que no lo haga habría de pagar media libra de cera. Igualmente prescribe una Fiesta a la Exaltación (Artículo 9º) y honras generales (Artículo 11º).
En las Reglas se establecen los siguientes cargos: Hermano Mayor, 2 Consiliarios, Mayordomo, Celador, 2 Secretarios, 2 Priostes y 8 Diputados de Hacienda, duplicándose los cargos de Secretario y Prioste, y pasando a denominarse Consiliarios a los Alcaldes, lo que fue común en todas las corporaciones. Se menciona como obligatorio el cabildo anual de elecciones, donde se establece un nuevo sistema de votación secreta. Se fijan como principales obligaciones de los hermanos una cuota anual y la obligación de solicitar demandas, aparte de una cuota suplementaria para la asistencia «post mortem», que tardó en ser efectiva en esta etapa de la Hermandad. Se establece como fiesta principal la de la Exaltación de la Santa Cruz.
Posteriormente, en el año 1796, se realizó una adecuación de las Reglas estableciéndose un riguroso orden procesional que se establece por el Fiscal de la Hermandad, Josef Cesario de Ruiz y Corpas, y que es aprobado en Cabildo General de 24 de julio de 1796. En él se fija escrupulosamente todo el orden y sentido de la Estación de Penitencia, así como la indumentaria de los nazarenos con túnicas negras
«… y que bamos en ella (Estación) con la atención, devoción y reverencia que pide semejante día dando el exemplo que debemos como christianos redimidos con la sangre de Jesuchristo Señor Nuestro, y para la egecución de lo referido se nombren los diputados que la Hermandad tenga por conveniente para que con los oficiales y diputados de hacienda selen y goviernen nuestra estación con el cuidado que pide semejante acto. Ytem ordenamos y mandamos que ninguno de nuestros hermanos en común ni en particular sea osado apublicar ni hacer saber de noche ni de día em Quaresma ni Semana Santa la salida de la Cofradía con voces, ni trompetas ni otros instrumentos escandalizando el pueblo con semejante inquietud…»
«Saldrá pues, a la hora acostumbrada el Viernes Santo nuestra devota y antigua cofradía dando principio con la manguilla conducida alternativamente por uno de los varios nazarenos que la acompañen llevando los otros cirios de a quatro libras de cera blanca y esculpidos en ellos las armas de nuestra Hermandad, levantados en alto dichos cirios y puestos en la cintura del hermano nazareno, remudándose entre todos la manguilla para que se comparta el mérito, precedidos de dos diputados de governo, los que siendo eclesiásticos irán de manteo y bonete y si son seglares irán de militar, para ir facilitando el paso y venciendo las detenciones y demás que se ofrezca en el tránsito. Seguidamente irán dos nazarenos con bocinas de buena corpulencia; desde aquí seguirán nuestras hermanas y devotas procesionalmente con velas de a media libra encendidas, con la correspondiente decencia y devoción, ocupando el centro inmediato a la manguilla nuestro hermano celador con vara de gobierno y a proporcionadas distancias se colocarán otros dos diputados hasta concluir el número de hermanas, con el Estandarte que llevará un nazareno asistido por otros varios con achetas de cera blanca de a quatro libras, entre los quales irá alternando esta insignia; delante de estos un nazareno con bocina; desde auí principian los hermanos de nuestra hermandad vestidos de militar procesionalmente, llevando velas de cera de a libra en las manos, encendidas hasta que se concluya con el Senatus, conducido por un nazarenos acompañado de otros varios con cirios en los mismos términosque las anteriores insignias, con otro nazareno inmediato que lleve bocina; entre estas dos insignias se han de distribuir otros dos diputados de gobierno, uno después del Estandarte y otro delante del Senatus. Después seguirán procesionalmente nuestros hermanos de militar con cera en la forma que va expresada, y después principiarán los nazarenos para alumbrar el tierno espectáculo de nuestra devoción que se adora en el paso de la Exaltación del Señor en la Santa Cruz, en este distrito de procesión se han de colocar tres devotos nazarenos con canastilla para la cera, ocupando el frente de este paso el Consiliario Segundo con la correspondiente vara, a su derecha el Secretario Primero y a la izquierda el Segundo con vara de gobierno. Seguirán los hermanos con traje de militar que acompañen a nuestra Madre Dolorosa e inmediato a dicho paso los dos Priostes con túnicas y velas enteras por estrenar, para que den pronta providencia en las maniobras que se ofrezcan en los pasos. Después seguirá el Santo Sudario conducido de un nazareno y acompañado de otros varios con cirios como antes queda prevenido y de otros con bocina a quienes seguirán los hermanos de militar, cerrando este trozo de Hermandad el Simpecado conducido de un nazareno y asistido de otros varios en la forma que va referido, y de otro nazareno con bocina y, seguidamente acompañarán con cera blanca el demás trozo de nuestros hermanos militares a nuestra Santísima Madre Dolorosa que irá precedida de los hermanos y devotos nazarenos alumbrando a la Señora con cirios en la misma forma que va esplicado, teniendo pintada en toda la cera el escudo de nuestra Hermandad, ocupándose las tres canastillas y diputados de gobierno restantes desde el paso del Señor al de nuestra Santísima Madre, estableciéndose delante de éste nuestro Hermano Mayor en el centro, a su derecha el Consiliario Primero y a la izquierda el Mayordomo, aquellos con sus correspondientes varas y este con vela gruesa por estrenar; y aunque todos los oficiales llevan destinados sus respectivos lugares, el Mayordomo y el Celador podrán dejarlos quando les parezca y circular por toda la cofradía donde más lo llamase el celo de su respectiva obligación para dar las correspondientes disposiciones y arreglar lo conveniente, y los demás oficiales no perderán su sitio sin grave motivo que se requiera su personal asistencia en otra parte, deviendo llevar cada uno de nuestros hermanos un escudo en el pecho sobre la túnica vordado de seda, en que vaya figurada la insignia de nuestra Hermandad y todos uniformes, como también las vanderillas de las bocinas, e igualmente las túnicas de nuestros hermanos nazarenos que habrán de ser precisamente de olandilla negra con su correspondiente capirote para llevar el rostro cubierto, que puesto en la iglesia para salir no se podrá levantar por motivo, causa ni razón alguna, vien sea por estilos antiguos de lebantarselos en el espacio de la procesión o por otra alguna causa, pues el espíritu devoto es de que estos nazarenos no sean conocidos por persona alguna, los que para el mismo fin habran de llevar botones negros en los zapatos para que enteramente vayan del todo con la seriedad que corresponde. Y así formada nuestra Cofradía irá andando pausadamente y juiciosamente hasta llegar a la Santa Iglesia Patriarcal, en la que se entrará por la puerta acostumbrada para salir por la llamada de los Palos, a venir por calle Francos y demás que hasta el presente ha sido práctica, hasta restituirse a nuestra iglesia que será lo más tarde a la Oración en punto y, luego que se recoge la cera de nuestros hermanos y hermanas, se concluye este acto.»
1789 – Nuevo inventario de mayor extensión
Se abre en este año nuevo libro de hermanos y de inventario, y se observa un interés por crear una estructura sólida en lo jurídico y en el gobierno adecuando la práctica habitual a lo estipulado en las Reglas, que en gran medida fue una imposición legal, poco conforme a la propia tradición e idiosincrasia de la Hermandad.
El inventario de este año resulta bastante más minucioso que el anterior y aporta interesantes novedades, de la que sólo se reseñan las siguientes: hay una Bandera de terciopelo carmesí, con letras de metal blanco, que era del Senatus grande, cuyos cañones de plata se vendieron para los trámites de aprobación de las Reglas. Se mencionan ahora explícitamente, al describir el paso de Misterio, los ángeles de las esquinas y las ocho cartelas. Igualmente se hace constar la propiedad de la Hermandad sobre el almacén de los pasos, ya de los dos: «con un pedaso de corralillo con sus arrates y un naranjo» que databa de 1682, pero cuya escritura a censo fue renovada con menos intereses en 1741. También se menciona la escritura de donación de la capilla en 1702, y se refiere las obligaciones con los patronos de misma y describe los cuadros de la Encarnación y de las Ánimas.
Años más tarde, en 1798, se incluye un añadido al inventario, para mencionar dos casas labradas por el Hermano Mayor, Alfonso Navarro, sobre parte del sitio concedido para almacén por la Parroquia, el cual percibía sus rentas a cuenta de una cuantiosa deuda, pues este cofrade adelantó mucho dinero durante su gestión lo que provocó una importante crisis.
La Cofradía penitencial Barroca: el S. XVI
El siglo XVII supone para la Hermandad de la Exaltación su configuración como cofradía penitencial plenamente barroca, adquiriendo las Sagradas Imágenes del Santísimo Cristo y la Virgen, así como el paso de misterio y el paso de palio
Parece ser que hasta este momento la Cofradía procesionaba con un paso alegórico del Triunfo de la Santa Cruz en la tarde del Viernes Santo, algo que podría indicar un precedente letífico que poco a poco varió hacia un carácter profundamente penitencial.
Es interesante esta evolución pues la Exaltación de la Santa Cruz, misterio de expresión estética muy concreta aunque con evidentes significados relacionados con Cristo y la Salvación, se personaliza en una imagen y un misterio plenamente barroco, abandonando de manera definitiva el carácter abstracto y simbólico con el que se fundó la Hermandad.
Sin embargo, este proceso tuvo que ser paulatino, solapándose incluso esa dualidad a lo largo de este siglo: un documento de contrato de costaleros fechado en 1651 desvela que la Hermandad salía la mañana del Viernes Santo con tres pasos, por lo que podemos suponer que uno de ellos seguiría siendo el alegórico del Triunfo de la Santa Cruz.


1602 – Participación en el Corpus
Según una relación encontrada por el investigador D. Hilario Arenas González en el Archivo del Palacio Arzobispal, la Hermandad de la Exaltación aparece en el listado de cuarenta cofradías que participan en la Solemne Procesión del Corpus de este año. Según el orden de antigüedad de sus Reglas (de más modernas a más antiguas), la corporación ocupa el undécimo lugar.




1608 – Pleito con la Hermandad de la Invención de la Cruz (actual Esperanza de Triana)
La institución de la Cofradía de la Invención y Exaltación de la Cruz y Ntra. Sra. de la Salud, actual Hermandad de la Esperanza de Triana, trajo como consecuencia las protestas de los cofrades de la Exaltación.
Con fecha 15 de marzo de 1608, nuestra corporación presentó mediante el Fiscal Baltasar de Morales escrito de oposición a esta institución, alegando que los trianeros pretendían salir el Viernes Santo con túnicas moradas y cruces, y «porque esta ciudad y Triana es una misma cosa, no conviene que haya dos Cofradías de una misma advocación».
Finalmente la Hermandad de Triana no tiene más remedio que nombrar procurador a Nicolás de Zamora, quien dos días después exhibe las nuevas Reglas que exponen, en relación a la advocación de la Invención y Exaltación de la Cruz, que han de llevar un paso de cuando Nuestro Señor llevó la Cruz a cuestas por la Calle de la Amargura, y el título de la parte contraria es la de Exaltación de Nuestro Señor Jesucristo, evitando así el conflicto con la Hermandad de la Exaltación.
1613 – Función Solemne anual a la Concepción Inmaculada
En este año la corporación acordó hacer todos los años una Función Solemne en la cual se hiciese voto y público juramento de creer en la Concepción Inmaculada de la Virgen Purísima, acordándose igualmente no admitir a individuo alguno sin que antes prestará este voto y juramento.
1621 – Salida en la madrugada del Viernes Santo
Sabemos que este año, ya en la iglesia de Santa Catalina, la Hermandad de la Exaltación hizo la Estación a la Santa Iglesia Catedral en la madrugada del Viernes Santo, ocupando el tercer puesto, junto a las cofradías de Jesús Nazareno, de San Antón; la del Traspaso, del Valle; la de Regla, de San Pedro, y las Tres Necesidades, de San Francisco de Paula.
Como curiosidad, de las cuarenta cofradías existentes en 1613, hacen Estación de Penitencia unas treinta y seis. La Exaltación ocupa el número veintidós de orden.
1623 – Estación de Penitencia conjunta con la Santa Faz y Desprendimiento
El 4 de febrero de este año el Consejo de Castilla mandó que el asistente de la ciudad, D. Fernando Ramírez de Fariñas, mediante disposición publicada en Sevilla el día 23 del mismo mes, redujese el número de cofradías.
Así, por edicto del día 20 de marzo de 1623, la Hermandad de la Exaltación pierde su independencia, al llevarse a tajante cumplimiento el Decreto de la Reducción de Cofradías, en virtud del cual, se ve obligada a realizar su Estación de Penitencia en Miércoles Santo, a las cinco de la tarde, y asociada a la de la Coronación y Santa Faz, que sale del Monasterio del Valle, juntamente con la del Desprendimiento y Virtudes, uniéndose así tres Cofradías para hacer su Estación Penitencial.
Ignoramos la fecha de separación de las tres corporaciones; sabemos que la pérdida de independencia debió hacer mucho daño a nuestra Hermandad, pues en 1625 aparece en la lista de cofradías que no salían. Sin embargo, conocemos que esta unión obligada, como todas las que se efectuaron en 1623, fue poco estable: a partir de 1626 fue perdiendo rigor el Edicto de Reducción de Cofradías.
1660 – Documento más antiguo
El documento más antiguo que posee la corporación, perteneciente a la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Exaltación y Nuestra Señora de las Lágrimas, es un Libro de Recibimiento de Hermanos, titulado primero, que empieza en 1660 y concluye en 1743.
1674 – Contrato para un nuevo paso para la Virgen
El 10 de junio de 1674 la Cofradía firma contrato de ejecución de un paso procesional o ‘urnia’ para para la Virgen de las Lágrimas con el joven escultor Luis Antonio de los Arcos ante el escribano Jacinto de Medina. Pincha aquí para conocer más información sobre este contrato.






1682 – Almacén junto a la iglesia
Según resulta del archivo de la parroquia, el día 30 de marzo se celebró un Cabildo en el que se acordó tomar a tributo perpetuo a la fábrica de Santa Catalina una casa contigua a la iglesia para hacer un almacén para el paso de Cristo, pues el de palio se custodiaba al principio en la casa de un hermano.
En relación con este acuerdo, se da la circunstancia de que en el año 1688 la Hermandad se excusó de no asistir a la Solemne Procesión del Corpus Christi, ya que «por estar alcanzada la dicha cofradía porque se está labrando una capilla para meter los pasos no tiene posible para comprar sera para salir».
1678 – Contrato para el paso de misterio
Con fecha 13 de junio de este año se extiende el protocolo de concierto para la ejecución del paso de misterio con Luis Antonio de los Arcos y Cristóbal de Guadix, ante el escribano público D. Jacinto de Medina, siendo fiador el arquitecto D. Bernardo Simón de Pineda. Pincha aquí para conocer más información sobre este contrato.
Como curiosidad, en el año 1693, D. Bartolomé González, como mayordomo de la Cofradía de la Exaltación, se excusa de no acudir a la Solemne Procesión del Corpus Christi, porque «como es notorio el paso de dicha cofradía que es nuebo salió tan grande que estamos achicándolo y los gastos son muchos». A este respecto, el Fiscal del Arzobispado informa de que «tengo notizia que dicha cofradía nesesitó aderezar dicho paso por avérsele maltratado y quebrado en la calle quando hizo su estación por lo grande que es».






Orígenes confusos: el S. XVI
Es realmente incierto el nacimiento de la Hermandad, pues resulta imposible fijar una fecha determinada para su fundación al no conservarse documento alguno referente a la misma. Sí sabemos que en 1579 la Hermandad de la Exaltación ya participó en la procesión del traslado de la Virgen de los Reyes a su nueva capilla, por lo que todo parece indicar que la corporación debió ser fundada a mediados del siglo XVI, tratándose por tanto de una de las más antiguas de la ciudad.
Fue común en este período la proliferación de Hermandades y Cofradías sevillanas que en su inmensa mayoría no tenían vida legal ni jurídica al carecer de reglas y la previa aprobación del Señor Provisor del Arzobispado: por aquel entonces salían en Semana Santa Cofradías que posteriormente no concurrían a la Procesión del Corpus por no tener sus Reglas confirmadas por el Ordinario.
La mayoría de los historiadores sitúan el origen de la Hermandad de la Exaltación en el Monasterio de Santo Domingo de Silos, actual Parroquia de San Benito de la Calzada, algo muy probable pues fueron varias las Cofradías que en aquellos tiempos se establecieron en las inmediaciones de la Cruz del Campo por la devoción que había a las estaciones del Vía Crucis.
Hablan asimismo los expertos de una posible sede temporal en la parroquia de San Roque, a medio camino en su traslado definitivo al centro de la ciudad, antes de llegar a Santa Catalina a finales del siglo XVI o en los primeros años del siglo XVII.
No obstante, esta más que probable teoría acerca de su origen aún no ha podido ser acreditada documentalmente, como todo lo que rodea la incierta fundación de la hermandad.




1579 – Participación en el traslado de la Virgen de los Reyes
La Hermandad de la Exaltación participa junto con las veintitrés cofradías de disciplina convocadas en la procesión del traslado de la Virgen de los Reyes y cuerpos reales a su nueva capilla en 1579, según recoge Francisco de Sigüenza en su descripción del solemne acto.
Los autores e investigadores cofrades han esgrimido la posibilidad de que el orden en que suele citarse a las cofradías esté en relación con sus antigüedades; y ello parece ajustarse a un ritual reconocido en la ciudad referente a la precedencia, de manera que van en primer lugar las más modernas y en último las de mayor antigüedad.

