Del Hermano Mayor. Un camino de esperanza

Con motivo del inicio del nuevo curso y la inminente festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, nuestro Hermano Mayor dirige una carta a los hermanos y hermanas de Santa Catalina, transmitiéndoles la esperanza en la recuperación de la normalidad en la vida de Hermandad y la necesidad de seguir creciendo como miembros de la Iglesia sinodal de la que nos habla Su Santidad el Papa Francisco.

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Comenzamos un nuevo curso con ilusiones renovadas, con la alegría de recibir noticias positivas durante los últimos días acerca del control de la pandemia que tanto daño nos ha hecho; por ello os invito a que tengamos esperanza, a tener una actitud positiva, porque con la paciencia que requiere esta virtud teologal volveremos con las debidas precauciones a recuperar nuestra vida de Hermandad tal como la conocemos todos.

Un camino a recorrer siendo conscientes de que somos parte de la Iglesia que peregrina en nuestra diócesis, y que como laicos tenemos cada vez un compromiso y una participación más activa en la misma. El cofrade de la Exaltación está llamado a ser miembro de esa Iglesia sinodal que nos pide el Papa Francisco, en la cual tenemos  una misión cada vez más importante.

Remar mar adentro, nos decía  San Juan Pablo II, y lo haremos con la valentía de que en ese camino, en esa travesía, vamos acompañados por Cristo Exaltado que es Camino, Verdad y Vida; y tenemos las benditas manos de su Madre de las Lágrimas para sostenernos en momento de zozobra.

Iniciamos el camino de la mejor manera, con el Culto a la Exaltación de la Cruz,  siendo conscientes que es nuestro símbolo de Salvación, que la presentamos a nuestro sociedad igual que Moisés lo hizo con la representación de la serpiente en un estandarte de bronce para que todo el que la mirase sanara de su mordedura. Pero no con una actitud pasiva: esta mirada a los ojos implorantes de nuestro Cristo nos tiene que servir para llegar a las periferias de nuestros hermanos a través de las acciones del proyecto ‘Cinco Lágrimas’, a no amedrentarnos ante cualquier acción porque Ellos están con nosotros.

Finalizaremos en este año los actos del III Centenario del inicio de la construcción de nuestra Capilla Sacramental,  que nos están ayudando a conocerla más, y dando a conocer la joya que durante tres siglos ha guardado nuestro mejor tesoro al que adoramos en espíritu y verdad.

Como dice nuestro Arzobispo: «la gran esperanza solo puede estar en Dios, porque va más allá de los bienes materiales, porque es mucho más que una idea, un sentimiento o un valor; es una persona viva, es Jesucristo». A Él nos encomendamos, con la mediación de nuestra Madre,  en este camino que todos esperamos nos lleve también a recuperar el culto público, unos de los fines de nuestra Archicofradía,  derecho fundamental reconocido por nuestra Constitución, y a recuperar en plenitud la actividad de nuestros grupos: infantil, juventud, formación, acólitos, lectores, voluntarios, priostía, bordados, costaleros, etc.

Que el Santísimo Cristo de la Exaltación y su Madre Santísima de las Lágrimas nos bendigan y  nos protejan.

José García Rufo,

Hermano Mayor.