Del Hermano Mayor. Jueves Santo.

Carta que nuestro Hermano Mayor dirige a todos los hermanos y fieles devotos de esta Archicofradía con motivo de nuestra Estación de Penitencia a la Catedral de Sevilla, en la tarde del Jueves Santo.


Día de la institución de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal, día del amor fraterno, día del Lavatorio de los pies a los discípulos, comienzo del Triduo Pascual después de una Cuaresma preparatoria para la Semana Santa, y día de nuestra Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral donde adoramos al Señor que se queda con nosotros hasta el final de los tiempos.

Una jornada importante para la Liturgia de la Iglesia y una jornada importante para la vida de la Hermandad que ese día se hace Cofradía para peregrinar a nuestro Templo mayor en esa manifestación de fe que todos los años hacemos por las calles de nuestra ciudad para decirles a todos los que nos ven que creemos en el Señor Exaltado, único Dios verdadero, Señor de nuestras vidas, Palabra eterna del Padre, que nació de las entrañas purísimas de la siempre Virgen María a la que rendimos filial devoción en la advocación de sus Lágrimas.

Este año nuestra Iglesia de Sevilla nos propone tres intenciones para que las tengamos en cuenta en nuestra Estación de Penitencia:

  • Por la paz en el mundo, especialmente en Ucrania, esa guerra que parece no tener fin y cuyas atrocidades vemos a diario a través de los medios de comunicación.
  • Por la Jornada Mundial de la Juventud y por los jóvenes, para que no desfallezcan en su fe.
  • Por los frutos del Plan Pastoral Diocesano Duc in Altum en el que como agentes de pastoral, con nuestro propio carisma, tenemos la obligación de trasmitir la fe a las generaciones venideras.

Y desde tu corazón haz las peticiones que necesites, que veas oportunas, sólo tú y el Señor lo sabéis, y da las gracias por tantos favores recibidos, por tanto como nos dan y no sabemos valorarlo, por poder estar otro año más juntos, por que siempre nos esperan, nunca se cansan, siempre Exaltado con tus brazos abiertos y tu mirada de amor infinito.

En cada Lágrima, una vida. Lágrimas derramadas en el Calvario de la muerte, que se convierten en ese acto de amor, de generosidad, y de solidaridad en salvación de muchas vidas con la donación de órganos. La Virgen nos lo recuerda con esa Rosa de Pasión en sus manos, símbolo de los donantes y que será una espadaña más de su paso de palio que recordará la importancia de este acto para salvar vidas.

Desearte una Estación de Penitencia fructífera, plena de beneficios espirituales, que demos testimonio de nuestra fe y de amor a nuestros Sagrados Titulares, que demos las gracias a los que nos han legado este tesoro que es nuestra Hermandad a los cuales rendimos homenaje con la última tanda de la candelería que alumbra el rostro de tu serena belleza, y que nos acompañen en el camino para que sepamos multiplicar los talentos recibidos.