Carta que nuestro Hermano Mayor dirige a todos los hermanos y fieles devotos de esta Archicofradía con motivo de la llegada de la Navidad y del Nacimiento de Nuestro Señor, Cristo Exaltado.
Leía hace unos días un artículo referente al vocablo Navidad y las implicaciones que conllevaba en nuestros días, entre las cuales destacaría la cada vez más ausencia de sentido religioso, la predisposición de nuestro ánimo a estados efímeros y superfluos de felicidad, y a un consumo desmedido impuesto por la sociedad.
Olvidamos cada vez más el acontecimiento central de este día: el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios que se hace Hombre, el Verbo que se hace carne y habita entre nosotros, que a pesar de su condición divina pasará por la vida como uno de tantos pero dejando una huella tan profunda que su Palabra, el vehículo de expresión y comunicación del ser humano, son de vida, de misericordia, de perdón.
Celebramos con alegría el nacimiento, no con una felicidad ficticia ni con deseos que no salen de nuestro corazón, no con estados de ánimos que tienen fecha cercana de caducidad , no dejándonos llevar por lo que nos quieran imponer desde el exterior en el que despojan el acontecimiento de todo su sentido religioso porque su mensaje es incómodo para los poderosos de este mundo.
Terminamos un Adviento de espera y de alegría en el Señor, para pasar a una Navidad en que partimos con el contador a cero, porque es preciso nacer de nuevo, resetearnos para saber donde tenemos que acudir para arropar a las vidas que se quedan en las orillas de los caminos, los marginados de la sociedad que fueron precisamente a los primeros que se anunció el nacimiento del Salvador y que tenemos que llegar a ellos aunque tengamos que dejar en la orilla lo que nos sobra porque hay que ir ligeros de equipaje a buscar la pesca abundante que está mar adentro.
Os deseo una Navidad llena de alegría verdadera, de gozo y de júbilo, que la vivamos de corazón como hombres nuevos sin cadenas que nos ate a todo lo que nos impida llegar a la Verdad.
Que el Santísimo Cristo de la Exaltación nazca una vez más en Santa Catalina, que lo recibamos con los brazos y oídos abiertos, que repiquen las campanas de la Torre a alegría para anunciar la Buena Nueva, y que su Madre de las Lágrimas por la dicha de tan feliz acontecimiento lo acune con su pañuelo mientras que le canta una nana con el fondo de la música angelical de su Palio que le sirve de cobijo para tan feliz alumbramiento.
José García Rufo.
Hermano Mayor.
Navidad 2022.