Carta de nuestro Hermano Mayor a los hermanos. A Cristo por María

Queridas/os  hermanas/os,

Nos disponemos a vivir nuestros días entrañables del mes de octubre que dedicamos a nuestra Madre de las LÁGRIMAS,  reunidos a sus plantas, alrededor de la Mesa donde se proclama la Palabra y participamos en el ágape en el que comemos y bebemos el pan y el vino que nos sirve de alimento para nuestra vida.

La Virgen nos espera, una Madre siempre está en actitud amorosa dispuesta a escuchar, a servirnos de compañía, de guía y de consuelo.

Ella es nuestro mejor camino para acercarnos al Exaltado, la que mejor lo conoce, la que vivió con Él hasta el sacrificio de la Cruz. Por eso nos enseña el mejor programa de seguimiento: ‘Haced lo que El os diga’ porque es nuestra Verdad y nuestro espejo de Vida. 

Tomemos como ejemplo su humildad, su servicio sin condicionantes, su amor de Madre, su alegría anunciando cada Jueves Santo con las espadañas de sus varales el repique gozoso de la proximidad de una nueva Pascua.

Desde la belleza de su Altar, María en un nuevo Tabor mariano nos ofrece su pañuelo para secar las LÁGRIMAS de nuestros hermanos. No podemos excusarnos en que se trata de una tarea inalcanzable, debemos partir de la premisa de que ‘quien salva una vida salva al mundo entero’; sólo con compartir un poco de tu tiempo puedes ayudar a otra persona que lo necesite, de ahí la importancia de nuestro voluntariado.

En el Triduo vamos a vivir dos momentos especialmente intensos. Uno será la entrega de la Rosa de Pasión por parte de los donantes de órganos y médula ósea, símbolo itinerante entre las Hermandades de Sevilla como muestra de solidaridad hacia estas personas. El otro lo protagonizarán nuestros Niños de San Juan de Dios, que compartirán Eucaristía en comunión y en hermandad.

Que la Santísima Virgen de las LÁGRIMAS, Reina de Santa Catalina y de nuestras almas, flor de las flores de nuestras vidas, nos bendiga y nos proteja en su bendito Manto.

José García Rufo.

Hermano Mayor.