El palio de Nuestra Señora revirando en Gerona en la década de los 50

La imagen protagonista de nuestro Rincón de la Fototeca de hoy derrama sabor a raudales, descubriéndonos una imponente visión del palio de Nuestra Señora de las Lágrimas mientras revira hacia la calle Gerona, nada más hacer su salida desde la iglesia de Santa Catalina en la década de los años cincuenta.

La instantánea, tomada desde uno de los balcones de El Rinconcillo, nos muestra a través de un sobrecogedor plano picado el popular ambiente que emana la escena, hasta casi hacernos notar el bullicio de la esquina de Gerona con Santa Catalina una tarde de Jueves Santo.

El paso de palio

La majestuosidad sería probablemente lo primero que destacaríamos al centrar nuestra atención en el paso de Nuestra Señora de las Lágrimas, rebosante en su exorno a base de flores naturales y de cera. La posición del palio ante nuestros ojos, semi-perfil en mitad de la revirá, refuerza aún más esta impresión.

Desde nuestra posición superior las bambalinas y el techo de palio nos impiden admirar el bendito rostro de la Santísima Virgen de las Lágrimas, si bien podemos adivinar que viste la saya blanca bordada a conjunto con el manto en los talleres de Hijos de Olmo (1919) y mantilla a modo de toca de sobremanto. Apreciamos en la imagen el soporte original en terciopelo azul pavo del manto, que Nuestra Señora porta recogido en su cintura.

En lo referido a la orfebrería del paso de palio, ninguna pieza de las que aparecen en la fotografía se corresponde con la actualidad, a excepción de los respiraderos (Hijos del Olmo, 1921). Los varales, jarras y candelabros de cola actuales no fueron estrenados hasta los primeros años de la década de los sesenta (1962, 1963, 1964), tras ser ejecutados en los talleres de Villareal siguiendo el diseño de N.H.D. Ricardo Comas.

La fecha y el día de salida

Son precisamente la orfebrería y el exorno del palio los elementos que nos indican la fecha aproximada en la que debió ser tomada esta fotografía: la década de los años 50.

Curiosamente podría ser que la imagen retratara la tarde de un Viernes Santo, no de un Jueves Santo. Recordemos que aunque durante el siglo XX el Jueves Santo se consolidó como el día de salida habitual, en los años 1956, 1957 y 1958 la Cofradía realizó su Estación de Penitencia en la tarde del Viernes Santo debido a las modificaciones de horarios derivadas de la reforma litúrgica de la Semana Santa.

El barrio de Santa Catalina

Como siempre nos gusta detenernos en el público y el ambiente que rodea al paso de la Cofradía, analizando con especial atención expresiones y gestos. Vecinos apoyados o sentados en sus balcones observan desde la altura el paso de palio mientras varios niños se aferran encaramados a la forja para conseguir una mejor visión.

A pie de calle la multitud se agolpa en la acera elevando sus miradas hacia Nuestra Señora. De nuevo llama la atención la gran cantidad de niños, alguno de ellos en brazos de sus padres, madres y abuelas, confirmando el siempre el carácter popular del que siempre ha gozado nuestra Cofradía, especialmente entre los más pequeños.

Pronto esta estampa tomará color y volveremos a disfrutar del bullicio del barrio de Santa Catalina el día de salida de su Cofradía; el inigualable ambiente de la tarde del Jueves Santo.